¿Cuantas veces hemos escuchado a alguien decir que cree en Dios, "pero a su manera"?
Esta es una forma como otra cualquiera de decirnos que lo que van a hacer es rebuscar entre las religiones existentes y quedarse con lo que les apetezca de cada una de ellas, haciendo así una "religión a su medida", en la que ellos se encuentren cómodos, y por supuesto que no demande ningún cambio en sus vidas o formas de actuar.
Básicamente lo que hace la gente de hoy en día es construirse una religión en la que ellos mismos son su Dios y así, por supuesto, están a gusto con ella, pero rechazan cualquier otra forma de religión que les diga cosas feas, que les diga cómo son y qué cosas hacen mal y deberían ser cambiadas.
Hoy se rechaza sistemáticamente la posibilidad de que exista una verdad absoluta, superior. Todos parecen estar de acuerdo en que la verdad es interpretable, por lo que se afirma rotundamente que existe "tu verdad" y "mi verdad", y aún siendo estas diferentes, pueden cohexistir (!!!). Vamos, que yo puedo pensar lo que me de la gana siempre y cuando a tí te deje pensar lo que te de la gana.
Hoy se rechaza sistemáticamente la posibilidad de que exista una verdad absoluta, superior. Todos parecen estar de acuerdo en que la verdad es interpretable, por lo que se afirma rotundamente que existe "tu verdad" y "mi verdad", y aún siendo estas diferentes, pueden cohexistir (!!!). Vamos, que yo puedo pensar lo que me de la gana siempre y cuando a tí te deje pensar lo que te de la gana.
Por otro lado tenemos aquellos que, llamándose cristianos, de la religión cristiana sólo se quedan con las cosas que les son agradables, eliminando el resto, como si no formaran parte de la misma religión.
Tanto para unos como para otros, y en realidad para todos, el sermón de hoy nos viene como anillo al dedo, porque a través del ejemplo del Rey Acab, vamos a ver las funestas consecuencias que tienen estas actitudes.
Como cada domingo, podéis acceder a este sermón en audio a través de la página web de la Iglesia Bautista de Alemeda de Osuna, o directamente a través del siguiente enlace:
A continuación os dejo mis apuntes del sermón, para que aquellos que quieran leerlo puedan tener la esencia resumida del mensaje. Espero que sea de bendición y de edificación para todos.
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Título: "Suposiciones peligrosas: La religión se adapta a mí"
Lectura: 1 Reyes 22:1-14
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¿Cuál es la religión que se adapta mejor a mi? Esto es lo que muchas veces aún los cristianos buscamos. Cuando vamos al culto queremos que haya buen rollo y no que se nos machaque con un sermón.
Contexto de la lectura.
El Rey de Israél (Acab) quería tomar la ciudad de Ramot, y viendo que no tenía suficientes hombres, fue a buscar la ayuda del rey de Judá (Josafat). Antes de tomar una decisión, buscó el consejo de sus profetas, los cuales estaban dispuestos a decirle al Rey lo que quería oir. 400 profetas de Acab dijeron lo mismo, a una voz. Pero Josafat no quedó impresionado con esto, porque era un hombre profundamente piadoso y temeroso de Dios, por lo que no estaba interesado en el consejo de los profetas "domesticados" de Acab, y quiso que se consultara a un verdadero profeta de Dios ( 1 Reyes 22:7 ).
Hoy vamos a ver los siguientes puntos:
Lectura: 1 Reyes 22:1-14
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¿Cuál es la religión que se adapta mejor a mi? Esto es lo que muchas veces aún los cristianos buscamos. Cuando vamos al culto queremos que haya buen rollo y no que se nos machaque con un sermón.
Contexto de la lectura.
El Rey de Israél (Acab) quería tomar la ciudad de Ramot, y viendo que no tenía suficientes hombres, fue a buscar la ayuda del rey de Judá (Josafat). Antes de tomar una decisión, buscó el consejo de sus profetas, los cuales estaban dispuestos a decirle al Rey lo que quería oir. 400 profetas de Acab dijeron lo mismo, a una voz. Pero Josafat no quedó impresionado con esto, porque era un hombre profundamente piadoso y temeroso de Dios, por lo que no estaba interesado en el consejo de los profetas "domesticados" de Acab, y quiso que se consultara a un verdadero profeta de Dios ( 1 Reyes 22:7 ).
Hoy vamos a ver los siguientes puntos:
• Acab anuncia su criterio a los profetas
• A Micaías se le recuerda el criterio de Acab
• Micaías no hace caso al criterio de Acab
• Acab no hace caso del criterio del profeta
• Otros ejemplos de esta misma mentalidad
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• Acab anuncia su criterio a los profetas
Vemos que Acab pide criterio sólo a los que dirán aquello que quiere oír, y cuando Josafat pide alguien que hable de parte del Señor, Acab dice que hay uno, pero que no le cae bien, porque nunca profetiza cosas buenas para Acab. Esta respuesta es significativa, porque refleja ese espíritu tan común hoy en día en el que la gente no busca lo que Dios tiene que decirles, sino que sólo quieren escuchar lo que les hace estar a gusto.
Así, a regañadientes, Acab consiente en ir a buscar a Micaías
• A Micaías se le recuerda el criterio de Acab
Tan bien estaban adoctrinados los profetas de Acab, que aquel que fue a buscar a Micaías se le recuerda lo que "tiene que decir" para no molestar a Acab. ( 1 Reyes 22:13 ). Pero la respuesta de Micaías no sólo reprende al mensajero, sino que tiene la Luz del Señor. Vemos en 1 Reyes 22:14 cómo Micaías asegura que sólo dirá lo que Dios le diga. Muchas veces vemos que la gente asegura que existen muchas verdades (tu verdad, mi verdad, etc...) pero aquí Micaías dice que existe una verdad absoluta y que esa es la que él dirá.
• Micaías no hace caso al criterio de Acab
En el v. 15 responde Micaías a Acab, pero sorprendentemente confirma el criterio de los 400 profetas de Acab. ¿Se había domesticado y había decidido ser políticamente correcto? No, Micaías responde lo que Acab quería escuchar porque no estaba dispuesto a escuchar otra cosa, pero la respuesta de Acab sorprende, y pide que confirme esta información, para ratificar delante de Josafat lo que antes le había dicho, que era que Micaías siempre dice cosas malas. Así, el propósito de Acab es que Josafat comprobara que Micaías sólo decía cosas malas, y por eso exige que diga lo que es de parte del Señor y no lo que quería oír.
Entonces Micaías le profetiza que perderá la batalla y que Acab moriría en la batalla. Pero la respuesta de Acab no fue reflexionar en ese mensaje por si pudiera venir realmente de parte del Señor.
• Acab no hace caso del criterio del profeta
La respuesta de Acab fue el confirmar delante de Josafat que Micaías era un mal profeta porque siempre profetizaba cosas malas, y no hacer caso a su mensaje. Si hubiera hecho caso, no se habrían perdido muchas vidas, ni la suya propia, y acabó perdiéndolo todo, incluso su vida. Esa fue la consecuencia de no escuchar las cosas que Dios nos dice y que no nos hacen sentir bien.
• Otros ejemplos de esta misma mentalidad
- La nación de Israel pide un Rey, por ser igual que las demás naciones. Y a pesar de las advertencias, siguió pidiendo un Rey, y Dios les dió a Saúl, lo cual fue inicialmente algo bueno, pero al poco tiempo se tornó en algo muy malo para el pueblo.
- Cuando Israel habían sido llebados a Babilonia el pequeño remanente fue a buscar el consejo de Jeremías para ver si debían ir a Egipto a hacerse fuertes. Pero ante la respuesta de Jeremías de que debían quedarse en Jerusalem, ellos no hacen caso ( Jeremías 44:16-17 ), sino que escuchan a su propio criterio aunque no sea la voluntad de Dios. Esto les hacía sentir bien y decidieron hacerlo a pesar de lo que Dios les había avisado. Y, de hecho, vemos que muchos murieron allí y las consecuencias fueron desastrosas ( Jeremías 44:24-30 ).
Podríamos multiplicar los ejemplos de personas que consultaron a Dios, y lo que el Señor les dijo les resultó demasiado duro y no hicieron caso (como el joven rico del Nuevo Testamento, o Nahamán, o los Atenienses en Hechos17... ) estas personas sólo querían escuchar lo que ellos querían oír, lo que les hiciera sentir bien, pero no realmente lo que Dios tenía para ellos.
Desgraciadamente este tipo de personas perduran hasta nuestros días. Hoy vemos iglesias llenas de gente que sólo escuchan aquello que les conviene, y no todo el mensaje de Dios para ellos, porque cuando las enseñanzas son perturbadoras no las recibimos con gozo, pero al tiempo lleva un mensaje de esperanza. El mensaje del evangelio nos dice que hay una verdad absoluta y que no podemos coger sólo aquellas partes que nos interesan. No debemos ser como el Rey Acab que decía a sus profetas cuál era su criterio para que no profetizaran en contra.
No debemos buscar una religión que se adapte a mi, sino que soy yo el que debo adaptarme a una religión, a la del Dios vivo y verdadero, a la que tiene la verdad absoluta. Es como cuando vamos al médico, ¿buscamos al médico que me dice que todo va bien? ¿O busco un médico que me de las malas noticias de una enfermedad, y que a la vez tenga un mensaje de esperanza de que hay cura? ¿Por que no aplicamos los mismos criterios para nuestra vida espiritual?
En Dios tenemos las malas noticias del problema, las cuales no nos hacen sentir buen, pero también tenemos el mensaje de esperanza de que hay cura y que al final habrá vida, y vida eterna. ¿Queremos escuchar las malas noticias para poder escuchar las buenas, o buscaremos aquella que nos dice lo que queremos oír (que todo va bien)?
Como reflexión final, os dejo con la siguiente pregunta: ¿De qué vale una religión que me diga que todo va bien si al final hace que se pierda mi alma?
• A Micaías se le recuerda el criterio de Acab
• Micaías no hace caso al criterio de Acab
• Acab no hace caso del criterio del profeta
• Otros ejemplos de esta misma mentalidad
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• Acab anuncia su criterio a los profetas
Vemos que Acab pide criterio sólo a los que dirán aquello que quiere oír, y cuando Josafat pide alguien que hable de parte del Señor, Acab dice que hay uno, pero que no le cae bien, porque nunca profetiza cosas buenas para Acab. Esta respuesta es significativa, porque refleja ese espíritu tan común hoy en día en el que la gente no busca lo que Dios tiene que decirles, sino que sólo quieren escuchar lo que les hace estar a gusto.
Así, a regañadientes, Acab consiente en ir a buscar a Micaías
• A Micaías se le recuerda el criterio de Acab
Tan bien estaban adoctrinados los profetas de Acab, que aquel que fue a buscar a Micaías se le recuerda lo que "tiene que decir" para no molestar a Acab. ( 1 Reyes 22:13 ). Pero la respuesta de Micaías no sólo reprende al mensajero, sino que tiene la Luz del Señor. Vemos en 1 Reyes 22:14 cómo Micaías asegura que sólo dirá lo que Dios le diga. Muchas veces vemos que la gente asegura que existen muchas verdades (tu verdad, mi verdad, etc...) pero aquí Micaías dice que existe una verdad absoluta y que esa es la que él dirá.
• Micaías no hace caso al criterio de Acab
En el v. 15 responde Micaías a Acab, pero sorprendentemente confirma el criterio de los 400 profetas de Acab. ¿Se había domesticado y había decidido ser políticamente correcto? No, Micaías responde lo que Acab quería escuchar porque no estaba dispuesto a escuchar otra cosa, pero la respuesta de Acab sorprende, y pide que confirme esta información, para ratificar delante de Josafat lo que antes le había dicho, que era que Micaías siempre dice cosas malas. Así, el propósito de Acab es que Josafat comprobara que Micaías sólo decía cosas malas, y por eso exige que diga lo que es de parte del Señor y no lo que quería oír.
Entonces Micaías le profetiza que perderá la batalla y que Acab moriría en la batalla. Pero la respuesta de Acab no fue reflexionar en ese mensaje por si pudiera venir realmente de parte del Señor.
• Acab no hace caso del criterio del profeta
La respuesta de Acab fue el confirmar delante de Josafat que Micaías era un mal profeta porque siempre profetizaba cosas malas, y no hacer caso a su mensaje. Si hubiera hecho caso, no se habrían perdido muchas vidas, ni la suya propia, y acabó perdiéndolo todo, incluso su vida. Esa fue la consecuencia de no escuchar las cosas que Dios nos dice y que no nos hacen sentir bien.
• Otros ejemplos de esta misma mentalidad
- La nación de Israel pide un Rey, por ser igual que las demás naciones. Y a pesar de las advertencias, siguió pidiendo un Rey, y Dios les dió a Saúl, lo cual fue inicialmente algo bueno, pero al poco tiempo se tornó en algo muy malo para el pueblo.
- Cuando Israel habían sido llebados a Babilonia el pequeño remanente fue a buscar el consejo de Jeremías para ver si debían ir a Egipto a hacerse fuertes. Pero ante la respuesta de Jeremías de que debían quedarse en Jerusalem, ellos no hacen caso ( Jeremías 44:16-17 ), sino que escuchan a su propio criterio aunque no sea la voluntad de Dios. Esto les hacía sentir bien y decidieron hacerlo a pesar de lo que Dios les había avisado. Y, de hecho, vemos que muchos murieron allí y las consecuencias fueron desastrosas ( Jeremías 44:24-30 ).
Podríamos multiplicar los ejemplos de personas que consultaron a Dios, y lo que el Señor les dijo les resultó demasiado duro y no hicieron caso (como el joven rico del Nuevo Testamento, o Nahamán, o los Atenienses en Hechos17... ) estas personas sólo querían escuchar lo que ellos querían oír, lo que les hiciera sentir bien, pero no realmente lo que Dios tenía para ellos.
Desgraciadamente este tipo de personas perduran hasta nuestros días. Hoy vemos iglesias llenas de gente que sólo escuchan aquello que les conviene, y no todo el mensaje de Dios para ellos, porque cuando las enseñanzas son perturbadoras no las recibimos con gozo, pero al tiempo lleva un mensaje de esperanza. El mensaje del evangelio nos dice que hay una verdad absoluta y que no podemos coger sólo aquellas partes que nos interesan. No debemos ser como el Rey Acab que decía a sus profetas cuál era su criterio para que no profetizaran en contra.
No debemos buscar una religión que se adapte a mi, sino que soy yo el que debo adaptarme a una religión, a la del Dios vivo y verdadero, a la que tiene la verdad absoluta. Es como cuando vamos al médico, ¿buscamos al médico que me dice que todo va bien? ¿O busco un médico que me de las malas noticias de una enfermedad, y que a la vez tenga un mensaje de esperanza de que hay cura? ¿Por que no aplicamos los mismos criterios para nuestra vida espiritual?
En Dios tenemos las malas noticias del problema, las cuales no nos hacen sentir buen, pero también tenemos el mensaje de esperanza de que hay cura y que al final habrá vida, y vida eterna. ¿Queremos escuchar las malas noticias para poder escuchar las buenas, o buscaremos aquella que nos dice lo que queremos oír (que todo va bien)?
Como reflexión final, os dejo con la siguiente pregunta: ¿De qué vale una religión que me diga que todo va bien si al final hace que se pierda mi alma?
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