martes, 1 de abril de 2014

La preeminencia del amor.

Hoy vamos a tratar el asunto del amor. Pero no lo vamos a hacer desde un punto de vista romántico, sino como el elemento esencial para el correcto ejercicio de los dones espirituales, que es el asunto que llevamos tratando desde hace ya varias semanas.

En realidad hoy vamos a comprobar cómo en la vida del cristiano todo debe estar impregnado de amor. Pero claro, esto contrasta con la reacción que podemos esperar de nuestra propia naturaleza pecaminosa, por lo que vamos a tener que convivir con esta tensión cada día de nuestras vidas. 

Por eso, al tratar este pasaje tan conocido por todos, no lo vamos a hacer usando los argumentos que se suelen usar en las bodas, el cual, dicho sea de paso, está fuera de contexto, sino que veremos cuál era el propósito original del autor y cuál el mensaje que quería transmitir al escribir estas líneas.
 
El sermón lo podéis escuchar completo en el siguiente link:


... y a continuación os dejo mis apuntes.

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Título: La preeminencia del amor
Lectura: 1 Corintios 13:1-7

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Recordemos que los corintios pensaban que aquellos que manifestaban ciertos dones considerados más importantes eran las personas más espirituales. El apóstol viene de desmontar esta idea con una serie de argumentos expuestos en los párrafos anteriores. Ahora remata el tema.

El cap. 12 termina diciendo que procuremos los dones mejores, pero sin embargo hemos recalado numerosas veces que los dones son dados por el E.S. 


Es importante saber que en griego el imperativo se escribe igual que el indicativo, por lo que el texto traducido "procurad pues los dones mejores, pero yo os muestro un camino más excelente" se podría también traducir por "procuráis pues ...". Cualquiera que sea la traducción que elijamos, el apóstol lo que pretende es llevar a sus oyentes al punto de ver cuál es el pináculo de la fe cristiana, esto es, el amor.

El apostol trata el tema del amor desde dos perspectivas:

- Compara los dones y dice que cualquiera que sea el don manifestado (aun llevado al extremo) sin amor no vale nada.
- La vida es inmanejable sin amor.

Por tanto hoy vamos a dividir el mensaje en 3 puntos:

• Los dones no valen para nada sin amor
• La vida es inmanejable sin amor
• Las características del amor.

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Los dones no valen para nada sin amor

Lo primero que hace Pablo es mencionar 4 dones y expresar que aunque se manifestaran de la forma más excelente no valen para nada si se ejercen sin amor. Los dones mencionados son:

Don de lenguas: se menciona el primero no porque fuera el más importante para Pablo, sino porque lo era para los corintios. Y afirma que aunque se manifieste de forma que pudiera competir con los ángeles (qué sublime, ¿verdad?) si se hace sin amor es como un címbalo que resuena. Debemos tener en cuenta que es muy posible que en el culto a ciertos ídolos y dioses paganos se hicieran sonar gongs. En cualquier caso, aquellos que hablaban como un gong, no dejarían de sonar como un ruido repetitivo y molesto.
Don de profecía: este sí que es un don importante para Pablo, pero aún ejerciéndole de la forma más sublime, si se ejerce sin amor, tampoco vale para nada.
Don de la fe: Aquí no se habla de la fe salvadora, sino de la fe en la provisión de Dios incluso en las condiciones más adversas. Incluso si tuviéramos la mayor fe posible capaz de mover las mayores dificultades (montañas) de nuestra vida, si se hace sin amor no vale para nada
Don de la misericordia (mencionado en Romanos12:8): Aún teniendo una misericordia tal que nos lleve a entregar nuestra vida, sin amor, no vale para nada.

Lo que trata de poner de manifiesto aquí Pablo no es que los dones quedan menguados sin amor. Lo que dice es que no valen para nada, no son nada, sin amor. El amor es el que da función a los dones, si no, estarán anulados.

Así que los dones, por los que luchaban y se enorgullecían los corintios, como eran practicados sin amor, no valían para nada.


La vida es inmanejable sin amor


Ahora, el apóstol nos indica que aunque sorteemos los avatares de la vida con éxito, si lo hacemos sin amor, no vale para nada. Por eso enumera las dificultades de la vida, de las cuales la primera es la lucha contra nuestra propia naturaleza pecaminosa. La primera batalla en nuestra vida se libra en nuestro propio corazón.

Y si el corazón propio no fuese suficientemente difícil de vencer, luego tenemos el mismo defecto en otros, y por eso tenemos tantos conflictos, porque en nuestro corazón sólo tenemos egoísmo y en el del prójimo sucede lo mismo. El único ingrediente que hace posible la convivencia entre personas es el amor.

¿Cómo puede el cuerpo del Señor seguir unido y cumplir su función? Sin el amor sería imposible, por eso el amor se torna en testimonio para los de afuera de que somos cristianos.

Las características del amor.

A continuación nos da una lista de 15 características que sirven para aplacar a esa bestia que tenemos en cada uno de nosotros, y vemos que cada una tiene una relevancia especial para los corintios, y para nosotros. Veamos cómo eran los corintios:

- Impacientes: el amor es sufrido y capaz de soportar lo malo del prójimo
- Insolidarios: hemos visto que los coríntios tenían este defecto por su forma de actuar en la comida fraternal. Pero el amor es benigno.
- Envidiosos: se afanaban por tener los dones "vistosos" del de al lado. Pero el amor no tiene envidia.
- Presumidos: el amor no es jactancioso. Esto es lo que ocurría entre ellos, que unos eran de Apolos, y otros de Cefas, y para colmo algunos eran de Cristo.
- Altivos: pero el amor no se envanece. Algunos permanecían arrogantes y altivos ante el caso de incesto que se vivía en el seno de esa iglesia.
- Insensibilidad: algunos corintios comían carne sacrificada sin tener sensibilidad por los hermanos débiles. Pero el amor no hace nada indebido.
- Egocéntricos: pero el amor no busca lo suyo.
- Puntillosos: el amor no se irrita, no es hipersensible.
- Resentidos: el amor no guarda rencor.
- Se gozaban de las desgracias ajenas: el amor no lo hace, no se goza de la injusticia.
- Mentirosos: el amor nunca se opone a la verdad.
- No soportaban nada: el amor todo lo sufre.
- Desconfiados: pero el amor todo lo cree. Siempre hay que dar lugar al beneficio de la duda.
- Desesperanzados: pero el amor todo lo espera y lo hace de forma activa. Va a buscar al descarriado.
- Intolerantes: pero el amor todo lo soporta.

Realmente este párrafo no habla muy bien de nosotros, porque pone de manifiesto lo que sale de forma natural en los hombres, y cuál es el camino más excelente que nos muestra Dios.

El hecho de que nuestro corazón sea así y el del prójimo sea igual, hace además que sin el amor la convivencia sea imposible.

Ahora bien, no se trata de que hagamos un esfuerzo por hacer estas cosas por nuestros propios medios, porque esta expresión del amor no puede salir de un corazón corrompido. No puede salir de un ejercicio o práctica que podamos realizar. Sólo puede surgir si existe una fuente de amor externa que llene nuestro corazón y rebose al prójimo. 


Así pues, debemos estar convencidos que por mucho practicar nunca llegaremos a conseguir manifestar este tipo de amor. Sólo entregando nuestro corazón a Cristo podremos alcanzarlo. 

Entonces, lo primero que necesitamos es el don del arrepentimiento y sólo así nuestro corazón será transformado y podremos manifestar el amor que Dios muestra aquí. Leamos 1 Juan 4:7-10. El hacer el bien es pura religiosidad, creer que Dios nos ha amado y amar como respuesta a ese amor, sólo puede surgir de la Fe y de la obra del E.S. en nosotros.

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