domingo, 3 de enero de 2021

Yo Soy el Pan de Vida (Juan 6:22-59)


Sermón de Hernán Rojas. 03/01/2021

Título: Jesús, el “Yo Soy el Pan de Vida”.

Lectura: Juan 6:22-59


Aclaración: Estas notas han sido recogidas “sobre la marcha”, por lo que pueden contener algún error de transcripción. Ante cualquier duda, acudir al sermón original publicado en la sección “Audios/Videos” de la página web de la Iglesia Bautista Alameda de Osuna: http://www.ibao.es


Introducción.

Estamos repasando los versículos donde Jesús muestra los 7 “Yo Soy”. Las 7 declaraciones que ha hecho Cristo hablando de Él mismo como Dios están en:

  • Jn. 6:35. Yo soy el pan de vida.
  • Jn. 8:12. Yo soy la luz del mundo.
  • Jn. 10:7-9. Yo soy la puerta.
  • Jn. 10:11-14. Yo soy el buen pastor.
  • Jn. 11:25. Yo soy la resurrección.
  • Jn. 14:6. Yo soy el camino la verdad y la vida.
  • Jn. 15:1, 5. Yo soy la vid verdadera.

Pero en el estudio anterior veíamos cómo Cristo se identificaba con el “Yo Soy” que Jehová dijo para referirse a sí mismo en Exo. 3:14-15.

Hoy nos vamos a centrar en la declaración de Jesús afirmando que Él es “El pan de vida”, dando a entender que sólo se puede alcanzar la vida eterna si nos alimentamos de Cristo.

Lectura: Jn. 6:22-59.

Así pues, con esto en mente, vamos a Estudiar esta porción de la Escritura siguiendo el siguiente guión que separa el discurso de Cristo en 3 partes:

   1. La gente busca pan que perece (Jn. 6:22-29)
      1.1. La gente centrada sólo en su necesidad del día.
      1.2. Trabajad por Su comida que sacia la verdadera necesidad del hombre.
   2. “Yo Soy el pan de vida” (Jn. 6:30-38)
      2.1. Jesús es el “Yo Soy”
      2.2. Jesús bajó del cielo para dar vida.
      2.3. Él nos resucitará en el día postrero.
   3. Vida en Su sangre y Su carne (Jn. 6:39-59)
      3.1. Debemos comer Su comida.
      3.2. El que come, en Mi permanece, y Yo en él.
      3.3. Sólo Tú tienes palabras de vida.


1. La gente busca pan que perece (Jn. 6:22-29)

La gente busca a Jesús. La gente sigue a Cristo. Y en esta porción vemos que se comienza con la expresión “El día siguiente”, por lo que este texto viene a continuación de otros hechos: La multiplicación de los panes y los peces y Jesús andando por encima de las aguas.


  1.1. La gente centrada sólo en su necesidad del día.

Vemos a mucha gente que seguían a Cristo, pero lo hacían por las motivaciones que no eran las correctas (v.2). La gente seguía a Cristo por las señales que hacía, pero no por el significado de esas señales. 

Al multiplicar los panes y los peces, la gente ve que Cristo era un profeta (Jn. 3:13), pero la gente no pensaba que Cristo tenía poder para sustentar al hombre, lo cual era la verdadera señal que Cristo estaba haciendo, sino que lo que querían es que ese hombre con ese poder les liberara del brazo de los romanos que les esclavizaban, y por eso tenían la inteción de hacerle Rey (Jn. 3:15).

Después Cristo anda sobre las aguas y llega hasta la barca donde están los discípulos mostrando que la naturaleza obedece a su voluntad, y que está por encima de ella.


   1.2. Trabajad por Su comida que sacia la verdadera necesidad del hombre.

Cuando llegan al otro lado, en la barca llega uno más de los que salieron, y eso ya no cuadra a la gente que allí esperaba. Y cuando Cristo llega a esa multitud que sigue a Cristo, él les pone delante de su verdadera realidad: La gente sigue a Cristo por los beneficios a corto plazo que están consiguiendo (como el pan que comieron). Pero Cristo aprovecha también a darles una buena enseñanza: Hay que trabajar por la comida que no perece (v.27).

Y en este versículo no está diciendo que la salvación se alcance por obras, sino que es algo que nos va a ser dado por el hijo del Hombre (v.27). Y más claro en el v. 29, cuando dice: “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado” (cf. Ef. 2:8-10)

Así pues, la salvación es por fe, creyendo en quien Dios ha enviado. Así que, no tenemos que centrarnos en el afán del día a día, sino que tenemos que trabajar por lo que no perece, por las cosas eternas, por cumplir la voluntad de Dios manifestada a través de Cristo.

Consideremos pues lo que es importante hoy para nuestra situación delante de Dios. Veamos nuestra verdadera necesidad delante de Dios, tal y como debían hacer aquellos que seguían a Cristo. 

¿Has examinado cuál es tu intención al venir a la iglesia, al leer la biblia o al hablar de Cristo? Tenemos que centrarnos en aquello que es realmente importante, que es que tenemos una necesidad espiritual que sólo puede ser saciada por Cristo.


2. “Yo Soy el pan de vida” (Jn. 6:30-38)

  2.1. Jesús es el “Yo Soy”

Cristo está usando en este pasaje un lenguaje de intimidad con Dios, asegurando en varias ocasiones que venía del cielo y que había estado cohabitando con Dios desde la eternidad (vv. 32, 38, 39...) 

Cristo no es una creación, no es un mesías humano, no es otro profeta.... es el salvador del mundo enviado por Dios de sí mismo. Es el hijo de Dios. Es Dios.

Y creemos que no hay otro Dios, ni otro salvador que no sea Cristo el Hijo de Dios.


   2.2. Jesús bajó del cielo para dar vida.

Cristo no vino sin un plan, ni vino como un potencial salvador, sino que vino a cumplir un plan pactado desde la eternidad. Vino a cumplir la voluntad de Dios Padre.

Jn. 6:23, Jn 6:32 y Jn 6:38.

Y Cristo vino a salvar a aquellos que Dios había elegido antes de la fundación del mundo: Jn. 6:36-40. Todo lo que el Padre le da a Cristo, él lo salvará. Hay una completa armonía entre los que el Padre da y el Hijo Salva.


   2.3. Él nos resucitará en el día postrero.

Rom. 9:13-16, ¡Que gracia y qué gozo saber que la salvación no depende de nosotros!. Sabemos que el que escoge es Dios. Dios elige y Dios nos entrega a Cristo para ser salvados (Jn. 6:44-48). 

De hecho vemos que ninguno puede ir a Cristo si no es traído por el Padre. 

Este es un lenguaje claro y contundente. Y el contexto exterior también lo está confirmando: el hombre natural es incapaz de ir a Cristo, aún viendo los grandes milagros que él hacía. Pero si Dios los trae a Cristo, se salvarán seguro. El llamamiento de Dios es un llamamiento eficaz.

Sólo los que han recibido del Padre la comprensión y el entendimiento del mensaje de Cristo son llevados a creer en Él y por tanto, son salvados y resucitados.

Así la obra de Salvación de los hombres comienza en el cielo, cuando Dios nos escoge antes de la fundación del mundo, y todos esos, serán llevado a Cristo, y todos ellos serán acogidos por Cristo y serán salvados y resucitados (Jn 6:37-40, cf. Eph. 1:3-5)

Cristo mismo asegura que nadie se perderá. (Rom. 8:28-30).

Esto es algo que no se puede cambiar, un llamamiento que no se puede revocar y una vida que no puede perecer. A veces nos tomamos la elección como algo ligero, pero es un asunto crucial, ya que nos ayuda a entender toda la obra de salvación de Dios para el hombre a través de Cristo. Esto es lo que muestra Juan en este pasaje.

Y también por eso, Pablo, justo después de hablar de la elección prorrumpe en alabanza hacia Dios (Rom. 11:33-36)

Cristo habla de que Moisés no comió el verdadero pan del cielo (el Maná), sino que eso era una señal, un tipo de aquel verdadero pan del cielo viniendo a morir por los hombres y viniendo a dar vida a los que estaban muertos en delitos y pecados. Cristo es el único que nos puede sacar de un estado de muerte espiritual.


3. Vida en Su sangre y Su carne (Jn. 6:39-59)

Cristo ha venido a hacer la obra de Dios y por eso es necesario que comamos de la carne de Cristo y bebamos Su sangre (v. 53)


   3.1. Debemos comer Su comida.

Debemos ir delante de Dios en completa bancarrota para poder disfrutar de la salvación ofrecida por Cristo. Debemos ir confiando en que Cristo pagó por nuestra deuda y saldó el precio completo.

Jn. 6:50-58 vuelve a repetir las mismas ideas: Cristo es el pan que descendió del cielo y los que coman de él vivirán. 


   3.2. El que come, en Mi permanece, y Yo en él.

Sin duda los Judíos no están comprendiendo lo que está ocurriendo allí. Cristo no hablaba de que tuvieramos que comerle a él, sino que habla de forma figurada acerca del sacrificio que para nosotros ya es algo del pasado, pero que para ellos era algo futuro en lo que debían creer (Heb. 10:12, Col. 1:12-14, Eph. 1:7...)

No vale con considerar que Jesús era una gran persona y un buen maestro. Debemos saber que Cristo es el auténtico pan de vida y que si no es por medio de él no alcanzaremos la vida eterna.

Muchos dicen que viven vidas felices y que tienen mucha paz. Pero el mensaje del evangelio no es algo “etéreo”, sino que tenemos que hacer cosas concretas. En nuestro caso se trata de creer en Cristo y en Su obra redentora realizada en la cruz.

Y si comemos de Su carne y bebemos de Su sangre, Cristo promete permanecer en nosotros y nos promete que permaneceremos en Él. Cristo será nuestra vida (Gal. 2:20 y Col. 1:27)

Su vida en nosotros es lo que nos da paz y gozo al sabernos salvados y con la esperanza de la resurrección. Cuando comemos el auténtico pan de vida lo asimilamos y nos unimos a Cristo y Cristo en nosotros.

Y ¿Qué pasó cuando Cristo multiplicó los panes y los peces? Querían convertirle en Rey para que les librara de la opresión Romana, pero Cristo vino a hacerse uno con nosotros y a que nosotros permaneciéramos en él. Esa es la salvación que Cristo proveyó para nosotros en la Cruz.

¿Qué debemos hacer? Dejar de estar centrados en las cosas del mundo, en las cosas que perecen y en las cosas que no nos pueden sustentar, y centrarnos en Cristo.

¿Y si no estamos en Cristo? Cristo está mostrando el error en el que se encuentran los que no buscan alimentarse de Cristo. Este es el llamamiento y la invitación de Cristo (como hizo con la mujer Samaritana y con las multitudes que le seguían). Si no nos alimentamos de Cristo no podremos alcanzar la salvación.


   3.3. Sólo Tú tienes palabras de vida.

El hombre tiene una responsabilidad delante de Dios y será juzgado por su comportamiento delante de Dios. El hombre no puede hacer nada por sí mismo y sólo rechaza a Dios una y otra vez. Pero Dios sigue llamando a su pueblo, por eso Cristo dice que la gente que le escucha crea y dejen su vida anterior, que crean que Cristo es el único que puede dar vida y vida eterna.

No hagamos nosotros como la multitud, que escuchó y no se convirtió (Jn. 6:66). Pero sus discípulos ya reconocían que esto es dificil de creer (Jn. 6:60). Es difícil reconocer que no podemos hacer nada y que dependemos de la voluntad de Dios. Es difícil reconocer nuestra bancarrota espiritual, pero los que lo hacen alcanzan salvación junto a Cristo como les ocurrió a los discípulos (Jn 6:67-69).


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