domingo, 27 de diciembre de 2020

Jesús, el “Yo Soy” (Juan 8:58)

  

Sermón de Hernán Rojas. 27/12/2020

Título: Jesús, el “Yo Soy”.

Lectura: Juan 8:58


Aclaración: Estas notas han sido recogidas “sobre la marcha”, por lo que pueden contener algún error de transcripción. Ante cualquier duda, acudir al sermón original publicado en la página web de la Iglesia Bautista Alameda de Osuna: http://www.ibao.es


Introducción.

Lectura: Jn. 8:58

Este es el primer estudio de una serie que va a estudiar, no un libro, sino que se centra en un hecho, más bien en un personaje: Cristo. Y concretamente nos vamos a centrar en las 7 declaraciones que ha hecho Cristo hablando de Él mismo como Dios:

  • Jn. 6:35: Yo soy el pan de vida.
  • Jn. 8:12. Yo soy la luz del mundo.
  • Jn. 10:7-9. Yo soy la puerta.
  • Jn. 10:11-14. Yo soy el buen pastor.
  • Jn. 11:25. Yo soy la resurrección.
  • Jn. 14:6. Yo soy el camino la verdad y la vida.
  • Jn. 15:1, 5. Yo soy la vid verdadera.

A veces pensamos que Dios no es suficiente para un hombre post-moderno y dudamos de que el Señor sea capaz de comprender nuestras situaciones, consolar a los hombres actuales, etc...

Así que lo primero que hay que hacer es ir a la fuente de esta declaración. Por eso iremos lo primero a Exodo 3:14-15 y luego volveremos al Evangelio de Juan para ver cómo Cristo hace alusión a que Él es el Dios del que habla aquella declaración de Éxodo, que Él es Dios mismo.

Así pues, con esto en mente, vamos a estudiar esta porción de la Escritura siguiendo el siguiente guión:

   1. “Yo Soy” en Exodo 3:14-15
      1.1. Dios librará a Su pueblo.
      1.2. ¿Cuál es su nombre?
      1.3. Dios eterno.
      1.4. Dios inmutable.
      1.5. Dios todo poderoso.
   2. Jesús declara ser “Yo Soy” (Jn. 8:58)
      2.1. ¿Tu quien eres? ¿Quién te haces a Ti mismo?
      2.2. Antes que Abraham fuese, Yo soy.

1. “Yo Soy” en Ex. 3:14-15

Para entender el contexto leemos Ex. 3:1-15. De este texto nace el “Yo Soy” usado por Cristo, y no sólo el nombre, sino también el sentido con el que Cristo lo dice.

Así vemos ¿Cual es la función de “Yo Soy”?


   1.1. Dios librará a Su pueblo.

Moisés, después de 40 años en el desierto, es enviado a Egipto de vuelta con el propósito de decir a los hijos de Israel que Dios va a liberar a Su pueblo de la exclavitud de Egipto.

Pero, ¿Qué está sucediendo allí? Nosotros tenemos el privilegio de conocer al único Dios verdadero, al Dios que interviene en la historia de Su creación y la gobierna y la sustenta. Vemos que Dios es soberano sobre Su creación y que no es ajeno a ella.

En tiempos de los hebreos, el nombre mostraba un significado enorme. De hecho, el nombre de la persona solía representar su caracter, su personalidad o la misión que tenía esa persona.

Así sucede con los patriarcas de Israel que Dios les cambia el nombre para representar su misión:

  •    El primero fue Abram que fue renombrado como Abraham (Gen. 17:5). Y también su mujer Sara (Sarai).
  •    El segundo fue Isaac que fue dado su nombre por Dios para que representara un mensaje (Gen 17:9).
  •    También Jacob recibió el nuevo nombre de Israel (Gen. 32:28).

Si conocemos las historias de estas personas, veremos cómo de importante era su nombre. Entonces, ¿Cuánto más valor tendrá el nombre que Dios se da a si mismo?. Con seguridad Su nombre mostrará parte de lo que Él es:


   1.2. ¿Cuál es su nombre?

Ya hemos visto en el v. 59 que el propio Dios se ha dado nombre a sí mismo: Jehová (Yavé, o JHWH) y también lo dijo en Isa. 42:8.

En Ex. 6:1-3 se habla de cómo Dios relaciona su nombre con sus características. Delante de Moisés Dios está revelando muchas características de sí mismo a través de Su nombre.

También, vemos que Dios se está revelando de forma más explícita a su pueblo cuando Moisés pregunta ¿Quién es ese Dios que me envía a salvar a Su pueblo? ¿Cuál es su nombre?.

En Ex. 3:14-15 vemos que el Dios de Moisés, Yo Soy y Jehová son términos intercambiables.


   1.3. Dios eterno.

Lo primero que Dios deja claro es que Dios es eterno: Exo. 3:6 y Exo. 3:15. Dios SIEMPRE es “Yo Soy” porque Él siempre ES. No “fue”, no “será”, sino que siempre “es”. Dios vive en un eterno presente.

Dios siempre se ha revelado como alguien distinto a la creación. Pero con el “Yo Soy” está diciendo, no sólo que es diferente a su creación, sino que es único.

Cuando Dios dice: “Yo soy el que soy” lo que dice es que no tiene ni principio ni fin, sino que él ha existido desde siempre y para siempre. Es lo que en teología se llama la “asiedad” de Dios.

Dios existe y no hay otra solución para estas declaraciones. Y las escrituras dan ámplio testimonio de ello. Desde Gen. 1:1 se asume esta realidad. Dios es eterno y es el que hizo la creación. También: Psa. 90: 1-2, Jn. 5:26, etc...

¡Qué importante es esto! A veces notamos que no todos creen en Dios y que el mundo está dispuesto a creer en otras teorías, en otras cosas. Pero sólo hay una verdad, desde la eternidad y hasta la eternidad. Consideremos la lógica de otras opciones y veremos que no solucionan el problema. Sin embargo Dios muestra una solución a las grandes preguntas.... sólo tenemos que creerlo.

Hoy en Día hay muchos “faraones” que defienden sus ideologías y que atacan al pueblo de Dios.... Pero Dios es el Dios desde la eternidad y es el que librará a a Su pueblo de los enemigos.


   1.4. Dios inmutable.

También se muestra esta realidad: Dios no cambia, no varía, no muta. Dios no es más sabio con el paso del tiempo. No va aprendiendo. No se ha ido haciendo ni más fuerte y poderoso ni menos. Dios no envejece..... Dios es inmutable.

Nosotros sí cambiamos con el paso del tiempo. Nacemos, crecemos, maduramos y envejecemos. Pero Dios es el que es. No le falta nada ni hay ningún cambio o evolución en Él. Y las escrituras también dan testimonio de esto: Jam. 1:17, Heb. 13:8, Mal. 3:6. Podemos estar seguros de que Su gracia, Su misericordia y Su favor sobre nosotros no cambiará.

Y esto también implica que Dios es siempre fiel, que siempre cumplirá sus promesas. En Exo. 3:6 ya menciona que de todos los clamores que se elevan a Dios sólo ha escuchado los que provienen de Su pueblo, de los descendientes de Abraham, de Isaac y de Jacob. Dios interviene en favor de Su pueblo por fidelidad a las promesas que ha hecho.

¿Detrás de qué promesas vamos nosotros? Nosotros perseguimos las promesas de hombres, de seres que son falibles y engañadores. Pero Dios es eterno e inmutable. 


   1.5. Dios todo poderoso.

Dios, sin duda es el origen de todo, el creador de todo. Crear y gobernar el mundo no es algo que canse a Dios. Dios no se cansa, sino que es una fuente inagotable de poder y de vida.

Y este es también el contexto de Exo. 3, cuando Moisés dice que es débil y frágil para ir a salvar a Su pueblo, pero Dios le dice que vaya, porque Dios estará con Moisés, porque Dios es todo poderoso. ¿Quién es Faraón cuando se enfrente a Dios? Sólo es el hombre más poderoso del mundo, pero aún así, no es nadie ante Dios ni puede hacer nada contra Él (Isa. 40:28-29, Psa. 102:25-28).

Grandes imperios, supuestamente invencibles, han caído. Grandes Empresas, grandes hombres y grandes cosas han dejado de ser. Pero Dios no dejará de ser, sino que permanecerá para siempre y tiene todo el poder (Act. 17:24-25).

Esto es lo que Dice Dios a Moisés que le diga al pueblo. Que el Dios inmutable, eterno y todopoderoso está con ellos y les liberará de la esclavitud de Egipto.

Y ese mismo Dios que dijo a Moisés estas cosas está con nosotros hoy (Mat. 28:16-20). Dios está con nosotros, cuidando de Su pueblo y fortaleciéndolo.

¿De dónde salió el mundo? ¿Cuál es el propósito de la creación? ¿Que mueve el mundo? Estas preguntas sólo pueden tener una respuesta si nos acercamos a Dios y a Su revelación de sí mismo (la Biblia).


2. Jesús declara ser “Yo Soy” (Jn. 8:58)

   2.1. ¿Tu quien eres? ¿Quién te haces a Ti mismo?

Cristo hace una clara alusión al Dios de Éxodo 3, identificándose con Él y dándose a conocer como el Dios que se presentó a Moisés. Y también, al identificarse con Su nombre, también quería poner de manifiesto que Cristo se identifica con las características del único Dios omnipotente (Jn. 20:30-31). 

Y ¿Qué cosas son estas?. Juan reagrupa el evangelio en diferentes grupos: por ejemplo, milagros y señales (7 en total), también los 7 “yo soy” de Cristo que hablan de su Rol mesiánico, etc....

Pero ahora nos vamos a centrar en una alusión directa a que Cristo es el mismo Dios que el que se presentó a Moisés y sacó a Su pueblo de Egipto. 

Así que, estamos en el cap. 8 de Juan y es dónde hay una de las discusiones más fuertes entre los fariseos y el propio Cristo, y en medio de ese contexto, con Cristo denunciando la dureza de corazón de los fariseos es donde encontramos esta declaración. Los fariseos le van a acusar de estar endemoniado y de ser un demente, pero Cristo responde con la declaración de que es Dios mismo. Vamos a leer Jn. 8:48-59.


   2.2. Antes que Abraham fuese, Yo soy.

Seguramente la frase “Antes de que Abraham fuese, yo soy” no tiene mucho que decirnos a nosotros, pero para los Judíos estaba claro que Cristo estaba diciendo que era Dios mismo, el Dios eterno de Exo. 3 y el Dios creador del mundo.

Ya en Jn. 8:24 Cristo había dicho un “yo soy” haciendo una identificación de sí mismo con Dios. En segundo lugar, tenemos que en el idioma original, para decir “yo soy” o “yo existo” se podía usar el pronombre o el verbo, pero Cristo usa los dos al mismo tiempo. 

Y por último, mucho más claro, está el contraste que hace con el patriarca Abraham. Vemos que Abraham fue llamado a existencia, pero Cristo ocupa una forma del verbo ser que en el idioma original daba a entender que Cristo decía que era eterno, que no tenía principio. 

Esto lo entendieron los Judíos, y por eso reaccionaron quieriendo apedrearle por blasfemo.

Y hay otro registro en Jn. 10:31-33 en donde los Judíos quisieron apedrear a Cristo, y en donde Cristo es acusado de blasfemo por los judíos. Así que, los judíos entendieron que Cristo se estaba identificando con Dios. Cristo decía que era Jehová (Yavé o JHWH).

Esta es una verdad que tenemos desde Gen. 1:26 donde Dios usa un verbo plural para referirse a sí mismo. Y Juan mismo, en Jn. 1:1, ya lo había dejado claro. Pablo también afirma esta realidad: Rom. 9:1-5. Y Pedro también habló de la deidad de Cristo: 1 Pet. 1:13-18.

¿Qué repercusiones tiene esto para nosotros? Cristo diciendo que es el pan de vida que nos alimenta, la luz del mundo que nos alumbra, la puerta que da acceso al cielo, el buen pastor que nos cuida, el es la resurrección y la vida en quien viviremos aún estando muertos, y es el camino la verdad y la vida. Cristo es Jehová. Si Cristo estamos perdidos. Sin Cristo no tenemos esperanza ninguna.

Dios es el único que puede protegernos, cuidarnos y salvarnos. Y nosotros no le buscamos a Él, sino que es el propio Cristo el que va a buscar a los suyos. Nosotros no tenemos nada que aportar. El evangelio es el único que puede salvar. Dios no depende de nadie y es todopoderoso y eterno, y por eso nosotros le debemos todo honor, toda alabanza y toda gloria.

Somos dependientes de Dios y lo que podemos llegar a ser o a hacer es por su mera gracia y misericordia.

Isa. 6:1-4 muestra una visión gloriosa del salvador que sería mandado al mundo a salvar al pueblo de Dios. Merece la pena seguir a Cristo y depender de Él y servirle a Él. ¿Tenemos nosotros también esta visión gloriosa de nuestro Señor y Salvador? ¿De dónde parte el atractivo que nos lleva a querer creer en Cristo? Sólo en su Palabra encontramos este atractivo. 

¿Y qué pasa con los que no creen en Cristo?¿Qué pasa con aquellos que no entregan sus vidas a Cristo y aman más las tinieblas que la luz? Jn. 3:16-21.

Cristo vino al mundo a morir, a vencer a la muerte, a resucitar y a demostrar que era Dios mismo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario