lunes, 16 de diciembre de 2013

Suposiciones Peligrosas: El Egocentrismo.



La semana pasada estuve de vacaciones y por esa razón no publiqué ni mis apuntes del sermón, ni la clase de Escuela Dominical, pero esta semana he vuelto y aquí os dejo, como siempre, el enlace al sermón completo en audio, que está disponible en la web de la Iglesia Bautista de Alameda de Osuna:


 Para aquellos que no tengáis 45 minutos para escucharlo, os dejo mis apuntes para que en 5 minutos podáis tener lo esencial del sermón. 

Espero que sea de bendición para todos.

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Título: "Suposiciones peligrosas: El egocentrismo"
Lectura: Génesis 4:1-8
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Vamos a tomar el ejemplo de Caín para ver cómo la perspectiva del egocentrismo es peligrosa y destructiva.

¿Qué piensas tú que es lo más destructivo y peligroso de nuestra sociedad? ¿Cuál es el asunto crucial, transcendente, el que está sobre todas las otras cosas en nuestros días? ¿La economía, la política, el clima, la delincuencia, el hedonismo, la educación, el aborto...?

Pues todo esto palidece ante el asunto que la Biblia establece como el más crucial: el perdón de pecados y la venida de Cristo para entregarse por ellos. Al final de todos los tiempos algunos disfrutaremos de la dicha eterna de vivir con nuestro Dios y otros estarán sufriendo en el infierno como consecuencia de sus pecados. Podemos decir que este es un asunto religioso y que por tanto es opinable, pero el hecho es que Dios mismo vino a la Tierra, y demostró que era Dios a través de señales y milagros, y venciendo a la muerte entregando su vida en la cruz y volviéndola a tomar en la resurrección. Y este que demostró ser Dios, ¿Qué dijo que era lo importante? ¿La violencia, los desastres naturales,...? No, para Jesús lo más importante era la preocupación por la vida eterna (o condenación eterna). Andar por el camino que lleva a la vida es el asunto más importante en tu vida.

Juan 6:27 establece este mismo principio general.

Dios demandaba que el castigo por el pecado fuera pagado una sola vez, y él mismo vino al mundo para pagar lo que el hombre no podía pagar. El pecado es la gran tragedia del hombre y Cristo es su gran salvación (la redención gratuita).

Si Dios ha resuelto nuestra mayor tragedia y además nos da la solución de forma gratuita, ¿Por qué los hombres lo rechazan? En 2 Corintios 4:4 vemos que es el Demonio el que ciega nuestros ojos para que no veamos la salvación de Dios.

De estos engaños vamos a hablar a partir de ahora y en las próximas semanas, y la primera suposición que Satanás pone ante nuestros ojos es que la vida debe estar centrada en uno mismo.

Hoy en día, la sociedad defiende el egocentrismo (o narcisismo). Esto es reconocido tanto por los líderes religiosos como los seculares que es una de las características de nuestra sociedad moderna. Pero el concepto del egocentrismo es algo antiguo, casi tanto como la propia humanidad, ya que Adán y Eva fueron los primeros que cayeron en esto al querer tomar el lugar de Dios y tomar las riendas de su vida. Vemos que el primer caso es el de Adán y Eva; allí comenzó la vida egocéntrica, y esto no terminó con ellos sino que siguió con sus hijos.

Para ver el egocentrismo a través del ejemplo de Caín debemos tener en cuenta que el hombre es una creación de Dios, a imagen de Dios, y con un propósito para Dios. Hemos sido diseñados para dar la gloria a Dios y gozar de él para siempre. Y este doble propósito fue bien durante algún tiempo, en el huerto del Edén, hasta que Dios dejo de ser el centro de la vida de Adán y Eva y desobedecieron a Dios con el objetivo de hacerse iguales a Dios ( Génesis 3:1-7 ). Así vemos que la esencia del pecado es ponerse uno en el centro de su propia vida.

Dios podría haber destruido allí mismo a los hombres, pero tuvo misericordia y les proveyó de unas pieles para que se cubrieran, sustituyendo los delantales de hojas que ellos mismos se habían confeccionado, y mostrando así por primera vez que para cubrir su pecado (su vergüenza) era necesario que hubiera derramamiento de sangre por parte de un animal inocente.

Así llegamos al pasaje de Caín y Abel. Vemos a Caín, que al traer su ofrenda, se pone él mismo en medio, y esto es lo que desagradó al Señor. Además Caín, en su egocentrismo, rehusó dar marcha atrás y aceptar lo que Dios le ofrecía (como sí hicieron sus padres con las pieles que Dios les ofreció)...... El egocentrismo de Caín fue más radical que el de sus padres porque Caín rehusó la oferta que el Señor le estaba dando y se empecinó en seguir adelante. Caín estaba seguro que se las podría apañar sólo, sin lo que Dios le ofrecía.

Los sacrificios de Caín y Abel mostraban lo que había en sus corazones. Probablemente Abel se sometió a lo que Dios demandaba, dando una ofrenda en la que había derramamiento de sangre, mientras que Caín presentó una ofrenda sin derramamiento de sangre. En cualquier caso, sea como fuere, para ellos mismos quedó claro que una ofrenda fue aceptada (la de Abel) y otra rechazada (la de Caín). Y aun así, en Génesis 4:7 vemos que Dios le dice a Caín que tenía una alternativa, y si Caín volvía y lo hacía bien, Dios aceptaría su ofrenda.

Dios tiene un camino marcado para la salvación de cada uno de nosotros. No tenemos que hacer sacrificios porque tenemos la sangre de Cristo que nos limpia de todo pecado. No nos vale lo que hacemos o cómo son nuestras vidas. Dios sólo nos acepta si nos acercamos a Él a través de la sangre redentora de su hijo, a través de una ofrenda con derramamiento de sangre.

Y ahora nos dice a nosotros: "Si hasta hoy lo has hecho mal, ve, cambia, y tu ofrenda será aceptada" tenemos que ajustarnos al camino que Dios ha provisto. El pensamiento defendido por la sociedad es contrario a esto. Dicen que nadie debe decirnos por dónde debemos caminar, sino que tenemos que ser dueños de nuestro propio camino.

Pero ¿Cuáles fueron las consecuencias de la testarudez de Caín? ¿Qué consecuencias tiene el empecinarse en seguir nuestros caminos en lugar de los caminos del Señor?

Veamos 4 consecuencias de la testarudez de Caín:

La ira de Caín. Vemos a Caín lleno de ira. ¿No vemos lo mismo hoy en día? Cuando decimos cuál es el camino para llegar al cielo, la gente se llena de ira y nos critican de fundamentalistas y raficales.
El asesinato de Abel. ¿Por qué lo hizo? Porque de haber podido Caín habría matado a Dios, pero no pudiendo hacerlo, eligió la segunda opción, mató aquello a lo que Dios amaba. Y hoy vemos el mismo odio de la gente hacia los que amamos a Dios, y vemos cómo el cristianismo se persigue hoy en día en todo el mundo.
El juicio de Dios. Caín fue enviado al exilio, teniendo temor hasta del ruido de las hojas de los árboles ( Rom. 1 ). Fue enviado lejos de Dios, de su presencia y sus bendiciones.
El egocentrismo se transmitió a sus hijos. Caín, tras ser castigado al exilio, edificó una ciudad apartado del pueblo de Dios. Allí floreció la cultura humanista. El humanismo heredado de Caín llevó a sus descendientes a tomar un camino descendente hasta instituir algo que estaba prohibido por el Señor. El humanismo les llevó a la perversión sexual y a la destrucción de familias, incluso a acabar con la vida de otros. (v. 23-24), llevando a los descendientes de Caín a alejarse cada vez más de Dios, hasta el punto de enorgullecerse de sus pecados.

Este es el legado de una vida egocéntrica, porque cuando los hombres se obsesionan con uno mismo olvidándose de Dios, lo único que quieren es obtener lo que cada uno quiere, sin importar las consecuencias ni los medios necesarios para obtenerlo. Esta es la consecuencia de desplazar a Dios de nuestras vidas.

Pero esto no es inevitable. Estando el mundo en tinieblas, Dios proveyó de una salida. Por eso Cristo tuvo que venir al mundo. Cristo vino para que algunos creyéramos en Él y fuéramos hechos hijos de Dios (esta es la potestad que no teníamos y que ahora se ha puesto a nuestro alcance). Lo único que Dios demanda ahora, es lo mismo que demandó de Adán y Eva o de Caín y Abel: que nos acerquemos a él siguiendo sus caminos (que para nosotros es Cristo)
Jesucristo vino para morir, vino a ponerse en el centro de nuestros corazones para que no nos hagamos daño a nosotros mismos, para que no ofendamos a Dios.

Para esto hemos sido creados, para glorificar a Dios y gozar eternamente de Él. Si no andas por los caminos de Dios, hoy es el día en el que Dios te dice: vuelve y haz las cosas bien.

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