lunes, 10 de febrero de 2014

La oración (Parte 2)

Hoy terminaremos con la última parte del último radio de la "rueda del crecimiento cristiano en acción". Tras estudiar "La Palabra", "La Comunión", "El Testimonio" y la primera parte de "La Oración", hoy terminaremos de estudiar este tema de "La Oración".

Como ya indiqué en el anterior estudio, la oración es un asunto crucial para los cristianos y es uno de los temas más importantes que deben ser estudiados.

En esta segunda parte vamos a terminar de repasar algunos conceptos básicos que debemos conocer acerca de la oración, eliminando algunas ideas erróneas que hay alrededor de este tema.

Espero que el estudio de este tema nos ayude a orar más y de una forma más correcta.

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La Oración (Parte 2).

(... Continúa del estudio anterior: La oración - Parte 1

6. Dios escuchará nuestras oraciones independientemente de nuestra postura física.

No importa lo que hagamos con el cuerpo físico mientras oramos. Es mucho más importante lo que hacemos con el corazón. El corazón debe ser humillado y reverente, si queremos elegir una postura que refleje dicho estado (por ejemplo de rodillas), hagámoslo.

En general, cuando oramos bajamos la cabeza y cerramos los ojos. Esto lo hacemos por dos razones: 1) reverencia y respeto hacia Dios, y 2) para alejar las distracciones que nos rodean (circunstancias o personas) mientras oramos.

Hay ejemplos bíblicos de varias posturas a la hora de orar:
  • De pie: Génesis 18.22-23, Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová. Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?
  • Con la cabeza baja: Éxodo 34.8, Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.
  • Postrado (tumbado) en tierra: Josué 7.6, Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.
  • Tumbado en la cama: 2º Reyes 20.1-2, En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo:
  • Postrado sobre su rostro: Mateo 26.39, Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
  • De rodillas: Lucas 22.41, Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,

7. La fe es vital en la oración.
  • Salmos 37.5, Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.
  • Mateo 17.19-21, Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
  • Santiago 1.6-7, Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

8. No podemos esperar que Dios cumpla nuestras peticiones si nosotros no queremos cumplir sus mandatos.

Nuestra predisposición a obedecer a Dios, afecta grandemente la efectividad de nuestra vida de oración.
  • Salmos 37.4, Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
  • Proverbios 28.9, El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable.
  • 1 Juan 3.22, y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.

9. Debemos confesar nuestros pecados y vencer el pecado en nuestras vidas antes de esperar que Dios escuche y actúe según nuestras oraciones.

Seamos sinceros, tú y yo desobedecemos a Dios continuamente. Nuestro reto como cristianos es que, según maduremos espiritualmente, desobedezcamos cada vez menos a Dios. Mientras que maduramos, debemos “arreglar” las cosas con Dios tan pronto como nos demos cuenta.
Dios no va a escuchar y dedicar atención a nuestras peticiones si ve pecado en nuestras vidas
  • Salmos 66.18, Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
  • Proverbios 28.13, El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
  • Isaías 59.2, pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

10. La oración es un trabajo duro, y, como en cualquier trabajo, un factor muy importante es la perseverancia paciente.

La gente pone mucho empeño, esfuerzo, tiempo y paciencia para adquirir conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar las actividades que les gustan (esquiar, hobbies, etc...). Como dice 1 Corintios 9.25, “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.”. Por eso debemos luchar por ser buenos oradores, dedicando esfuerzo, tiempo y perseverancia. En  definitiva nuestro galardón es eterno.

La Biblia dice que esta actitud no va a quedar sin recompensa:
  • Salmos 40.1, Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
  • Lucas 18.1-8, También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
  • 1 Corintios 15.58, Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

11. Debemos acercarnos a Dios en humildad, recordando siempre con quién estamos hablando.

Dios no es nuestro mejor-amiguete. Es muy importante que recordemos que Él es el todopoderoso, soberano, creador del universo, y por tanto le debemos un respeto y una reverencia.
  • Santiago 4.10, Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
  • 2º Crónicas 7.14, si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.

12. Podemos sentirnos atrevidos y confiados al acercarnos a Dios en oración, porque El nos acepta como Sus hijos.

Este concepto parece difícil de compaginar con el anterior: acercarnos humildemente pero con confianza. Pero si pensamos en ello no es tan complicado. Nosotros nos acercamos a Dios con corazones humillados, porque El es el Creador, Salvador, Rey de Reyes y Señor de Señores del universo, pero lo hacemos con atrevimiento y confianza porque el no ama tanto que murió por nosotros, para adoptarnos y para exaltarnos.
  • Hebreos 4.14-16, Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
  • Hebreos 10.19-22, Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

13. Cuando oramos en alto, no debemos intentar impresionar a los otros que nos escuchan, sólo debemos concentrarnos en hablar con Dios.

A veces, cuando oramos lo hacemos en una forma encorsetada y rígida, pero de forma muy aparente para aquellos que nos escuchan. La oración debe ser un ejercicio en el que nosotros hablamos y Dios escucha. Si estamos interesados en que sea la gente la que nos escuche, está bien, pero entonces no es oración, es un sermón.

Jesús nos animó a orar conjuntamente con otros hermanos, por lo que debemos hacerlo. Solo se trata de ser cuidadosos con nuestras motivaciones al orar en público.
  • Lucas 20.46-47, Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación.

14. Piensa mientras oras, no uses frases repetitivas.
Se supone que cuando oramos a Dios, nos comunicamos con El desde nuestro corazón. Si sólo repetimos frases memorizadas, nuestras oraciones carecerán de sentido, en lugar de ser profundas expresiones de nuestros seres interiores. No creo que a Dios le guste esto.
  • Mateo 6.7, Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.

15. Se específico en tus peticiones.

Esto es lógico, ¿verdad?. Si esperamos una respuesta específica, debemos hacer peticiones específicas. Dios quiere saber qué queremos. El nos pide que le pidamos. Pero cuando pidamos seamos específicos.
  • 2º Reyes 6.15-18, Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo.

16. Espera expectante; deja tiempo para escuchar.

La comunicación es una carretera de doble sentido. Nosotros hablamos a Dios y el nos habla a nosotros. Dios nos habla de muchas formas: A través de la Biblia, por gente con palabras sabias e inspiradas, por su creación, por las circunstancias que nos encontramos, y también, de vez en cuando, dándonos sensaciones directas a nuestra mente.

A veces, cuando oremos, hagamos pausas y escuchemos a Dios. Si dejamos tiempo para escuchar, nos sorprenderá todo lo que El tiene que decirnos.
  • Salmos 85.8, Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura.
  • Hebreos 3.15, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

Tiempo de calma.

Es muy importante tener un tiempo especial de devoción con nuestro creador de forma periódica (es lo que en las iglesias evangélicas se conoce como "tiempo devocional"). 


Hay dos aspectos importantes a destacar en este tiempo: educación y comunicación.
  • ¿Cómo? En dos partes (½ y ½). Lectura (siguiendo un plan) y oración (lista de oración y método).
  • ¿Cuánto? Lo que cada uno necesite. Es bueno empezar con poco tiempo (p.ej. 10’) e ir aumentándolo según se necesite.
  • ¿Cada cuánto? Cada día es recomendable al menos una vez (incluso el domingo).
  • ¿Cuándo? A primera hora es lo mejor, pero cada uno debe buscar su mejor momento para hacerlo.
  • ¿Dónde? Es bueno buscar siempre el mismo sitio. Un sitio apartado y en tranquilidad, lejos de distracciones.
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PREGUNTAS DE AUTOEVALUACIÓN:


1.    ¿Qué rol crees que juega la fe en la oración?, ¿y la obediencia?, ¿y la confesión?

Estos tres son aspectos básicos y determinantes de la eficacia de la oración. Tanto la fe, como la obediencia a Dios como la confesión de mi pecado son elementos cruciales que garantizan la respuesta por parte de Dios a nuestras oraciones.

2.    ¿Te resulta divertido orar, o es más bien algo difícil y costoso?. Si es difícil y costoso, ¿Hace esta actitud que ores menos de lo que te gustaría?

A mí me resulta costoso, sobre todo, por el esfuerzo que requiere para ser constante y fiel en la oración, y por la paciencia que hay que tener esperando la respuesta por parte de Dios. Definitivamente esto afecta a mi fidelidad en la oración.


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