lunes, 13 de enero de 2014

Suposiciones peligrosas: Nos podemos esconder de Dios; Podemos dividir a Dios

El domingo pasado continuamos con las enseñanzas acerca de esas "suposiciones" que muchos hacemos pero que resultan muy muy peligrosas para nuestras vidas como cristianos.

En esta ocasión David Rivero nos trajo una porción de la Palabra en la que vimos cómo no podemos escondernos de Dios, ni podemos dividir a Dios quedándonos con la parte que más nos interese.

Como es habitual, puedes acceder al sermón completo a través de la página web de la IBAO (http://ibao.es). A continuación os dejo el enlace directo al sermón:


También os dejo mis notas tomadas durante el Sermón. Espero que os sean de ayuda para captar lo esencial del mensaje de una forma rápida.

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Título: "Suposiciones peligrosas: Nos podemos esconder de Dios; Podemos dividir a Dios"
Lectura: 1 Reyes 14:1-12.

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En el texto que se ha leído vemos que Jerobam tenía un problema: su hijo estaba gravemente enfermo. En Silo estaba Ahias,el mismo profeta que había profetizado que Jeroboam iba a reinar sobre la nación de Israel. El Señor había cumplido su promesa y Jeroboam estaba reinando sobre 10 de las 12 tribus de Israel.

No nos extraña que Jeroboam haya pensado en acudir al mismo profeta para que le diga qué va a ocurrir con el muchacho. Lo que nos sorprende es la forma en la que lo hace, ya que no sólo pide a su mujer que vaya, sino que solicitó a su mujer que se disfrazase. El disfraz, posiblemente, fue de campesina (lo deducimos por el tipo de presentes que lleva la mujer al profeta y que aparecen indicados en el versículo 3).

Hoy vamos a ver cuatro cosas que podemos aprender de este pasaje:

      • Las razones por las que Jeroboam diseña esta estrategia
      • La necedad de esta estrategia
      • 2 advertencias:
         - El peligro de Dividir a Dios
         - El peligro de esconderse de Dios.



• Las razones por las que Jeroboam diseña esta estrategia

Vemos al menos dos implicaciones que pueden influir en Jeroboam para que se invente esta extraña estratagema:

1.- Las implicaciones políticas.

Jeroboam había diseñado todo un nuevo sistema religioso incluida una fiesta anual y el pueblo estaba ahora observando, ya que como su hijo estaba enfermo, ¿A dónde acudirá ahora el Rey? ¿A sus becerros y sus sacerdotes, o a Jerusalem? Si acudía a Jerusalem, la gente pensaría que Jeroboam no creía en su propia religión.

2.- El factor culpa.

Cuando el profeta dijo que Jeroboam sería Rey, profetizó que sería Rey en tanto en cuanto se mantuviera fiel a Dios ( 1 Reyes 11:38 ) y fue avisado para que repitiera los pecados cometidos anteriormente. Pero el polvo levantado por la división de los reinos aún no se había asentado cuando Jeroboam ya había instituido una nueva religión. ¿Como iba a ir ahora a aquel que le había dicho que debía ser fiel?

Así vemos que no sólo Jeroboam quería evitar que el pueblo se enterara, sino que tampoco quería que Ahías se enterara.


• La necedad de esta estrategia

A Jeroboam no se le ocurre nada mejor que disfrazar a su mujer de campesina. Y su treta tuvo éxito al 50%, ya que posiblemente engañó al pueblo, pero ¿Cómo se podía pensar que alguien que era capaz de ver el futuro de su hijo no iba a reconocer quién estaba en su propia puerta preguntando?

Vemos que el profeta estaba ciego, pero tuvo una revelación de Dios que le avisó acerca de la visita de la Reina ( 1 Reyes 14:5 ). Además de avisarle de la visita, Dios le dijo al profeta las malas noticias que debía transmitir a la mujer de Jeroboam. Así cuando Ahías escuchó a la Reina acercarse, ya le dijo "acércate mujer de Jeroboam, ¿Por que escondes tu rostro?"

Dios ve los rincones de nuestros corazones. Podemos disfrazarnos de todas las cosas posibles pero no podemos engañar a Dios. Nadie se puede esconder de Dios.

Jeroboam, poco después de darle la espalda a Dios tiene que pagar las consecuencias.

• 2 advertencias

Vemos 2 peligros en los que cayó Jeroboam y que nos llevan a extraer dos advertencias:

   - El peligro de Dividir a Dios

Jeroboam quería la misericordia y las bendiciones de Dios sin querer aceptar sus mandamientos y demandas. Esto es propio de las personas, incluso en nuestros días. Incluso lo vemos en los predicadores, que poseídos por el espíritu de Jeroboam, hablan del amor y misericordia de Dios, pero evitan hablar de la santidad, el juicio o la ira de Jehová. Para estas personas la cruz sólo manifiesta el amor de Dios, y no ven que las tinieblas cubrieron la tierra mientras que Jesús, clavado en una cruz, clamaba porque Dios le había abandonado. Esto sucedió porque Dios, en aquel momento, satisfizo su justicia al mismo tiempo que esparcía su gracia ( Romanos 3:26 ). Así las tinieblas se cernieron sobre la Tierra porque Dios estaba aplicando toda su justicia sobre Cristo.

Jeroboam sólo quería quedarse con las cosas buenas y agradables de su relación con Dios. Sabemos que Dios es amor y gracia, pero también es rectitud y justicia. Y todo va unido. No podemos dividir a Dios. Dios no salva a los pecadores echando Su santidad y Su justicia por la ventana. El amor presentado en la cruz no se puede entender completamente si no lo vemos contra el telón de fondo de Su justicia y santidad.

Incluso aquellos que creemos en la justicia y santidad de Dios, a veces caemos en este mismo error, y tomamos decisiones pensando que Dios en su gracia no nos tendrá en cuenta los pecados. Esto ha derivado una nueva categoría de cristianos llamados "cristianos carnales", que pretenden tener lo mejor de los dos mundos. El único problema que tenemos con esa teoría es que no se sostiene a la luz de las escrituras ( 1 Juan 3:9 ). Es imposible ser hijo de Dios y vivir permanentemente en el pecado. Hemos sido salvados para buenas obras, como dice Efesios. En Santiago se nos dice que si no andamos en las buenas obras de Dios, nuestra fe es vana. Juan 8:31 refuerza este mismo concepto, ya que para ser discípulo de Cristo debemos obedecer sus mandamientos. Juan 15:6-8 insiste una vez más en esto mismo.

   - El peligro de esconderse de Dios.

Vemos que Jeroboam creía en Dios, creía que sus profetas podían recibir revelación de Dios, sabía que Ahías era el profeta del Dios viviente, había visto las promesas de Dios cumplidas, pero sin embargo vemos como envía a su esposa disfrazada, como queriendo ocultarla de Dios. Jeroboam estaba viviendo como si Dios no se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

Hoy en día tenemos muchas personas que también reconocen a Dios mientras que tratan de esconderse de Él disfrazándose con diferentes "atuendos". Tratan de ocultarse de la presencia de Dios. Muchos se disfrazan de cristianos y, por ejemplo, cuando vienen a la iglesia parecen cristianos ortodoxos, pero luego el resto de sus días, se cambian el traje y se confunden con la gente del mundo, se ocultan de Dios y llevan otro tipo de vida. A la gente se nos puede engañar, y podemos llegar a esconder nuestra verdadera naturaleza de otros hombres, pero no nos podemos esconder de Dios.

¿Cuántos no hacen ciertas cosas pensando que están escondidos de Dios, y que Dios no se dará cuenta de ello? Mathew Henry escribió: "Dios juzgará a los hombres conforme a lo que son, no por lo que parecen ser". No podemos pretender entrar en el cielo disfrazados de santos sin serlo.

A pesar de las advertencias, algunos cristianos siguen sin tratar sus pecados. Necesitamos una transformación profunda, tal y como hacía falta en la vida de Jeroboam. Tenemos que creer en las promesas de Dios y obedecer a Sus mandamientos y saber que sólo Dios puede arrancar ese viejo pecador de nosotros. Tenemos que recibir el amor de Dios, pero también su justicia y su santidad, e ir a Él tal y como somos.

La pregunta final que tenemos que hacernos es: ¿Es nuestra religión muy parecida a la de Dios, o es la religión genuina que Él demanda?

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