domingo, 10 de noviembre de 2013

El sermón de hoy: No caigamos en la idolatría (1 Co 10:14-22)

En la entrada de hoy voy a compartir los apuntes que he tomado durante el sermón. Esto lo haré cada semana... bueno, cada semana que vaya a la iglesia y tome apuntes, que espero que sean casi todas.

Si quieres puedes escuchar el sermón completo predicado por David Rivero en la IBAO el día 10 de Noviembre de 201 en la siguiente URL:


A continuación mis apuntes tomados durante el sermón.

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Lectura: 1 Corintios 10:14-22
Título: No caigamos en la idolatría.
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Los Corintios estaban enredados en un fuerte debate sobre la carne que había sido sacrificada a los ídolos. La respuesta de Pablo se divide en 2 partes:

a) ¿Debería el cristiano comer jamás carne sacrificada a los ídolos? Depende. Si alguien se siente libre que lo haga, excepto si eso es tropiezo para otros cristianos más sensibles o débiles ( 1 Co 8:9-13 ). Esta parte requiere que los cristianos tengan la mentalidad adecuada, y para ello usa dos ejemplos: el suyo propio (ej. Positivo) y el ejemplo de la nación de Israel que abusó de su libertad y el Señor les castigo haciéndolos caer todos en el desierto (ej. Negativo).

b) ¿Debería el cristiano asistir y participar en ceremonias o banquetes donde se sacrifique carne a los ídolos? La respuesta es un rotundo NO. El apóstol aquí no da lugar a interpretaciones. Debemos huir de la idolatría, no queda otra opción.

¿Que crees que pudo significar esto para los corintios la primera vez que se leyó esta carta allí? ¿Que sentirían ellos que tenían la idolatría como parte esencial de su vida social y de su cultura? Seguramente esto era tan chocante que resultaría incómodo de enseñar. ¿Si no aforamos a otros dioses, por qué no puedo participar de la ceremonia o banquete si no caigo en la idolatría? Pablo, tiene una autoridad y no la usa sin propósito. Pablo no abusa de su autoridad para ir prohibiendo cosas sin ton ni son. Pablo, en todos los casos, da una explicación de por qué su enseñanza debe ser seguida. Aludiendo a su autoridad, con el versículo 14 hubiera bastado.

¿Cuales son las razones de Pablo? Son las expuestas en los versículos 15 y siguientes. Son tres:

1.- Que la participación conduce a la comunión.
2.- Que la participación conduce a la identificación.
3.- Que la participación corre el peligro de provocar a Dios.

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1.- Que la participación conduce a la comunión.

Aquí usa Pablo la palabra "koinonía" (gr. comunión) la cual aparece 4 veces en el texto de hoy: 2 en el v.16, una en el v.18 y una en el v.20. Esta palabra se refiere al compañerismo de personas que tienen algo en común. El apóstol usa como ilustración de esta idea la Mesa del Señor (o Santa Cena). Los cristianos participan de la Mesa del Señor porque tienen algo en común. Por eso no todos pueden ni deben participar. Aunque la Cena del Señor es un acto simbólico, reconocemos que no todos pueden participar, porque no es una acto meramente automático, sino que el participar en ello, refresca nuestra comunión con Dios, disfrutando del compañerismo junto con Cristo y junto con otros que comparten este sentimiento. No se trata sólo de un rito gestual, sino que es un acto que representa una realidad espiritual que hay detrás del propio acto.

En el v. 19 vemos que Pablo hace preguntas retóricas cuya respuesta debe ser no. Pero aunque el ídolo no sea nada, hay una realidad espiritual que hay detrás de ese acto (igual que en la Cena del Señor). Y ¿Cuál es esa realidad espiritual? Pablo dice que son los demonios los que están detrás de este acto incitando a participar de este acto. Si participamos, abrimos la puerta de par en par, a los demonios. Comer la carne comprada en la carnicería sin saber si era sacrificada, no tenía importancia, pero participar de la ceremonia donde se sacrificaba a los ídolos es otra cosa. El cristiano no debe tener nada que ver con estas actividades dónde quién está detrás son los demonios. Hay realidades espirituales detrás de estas ceremonias aparentemente inocentes, y hoy tenemos casos de celebraciones de esto mismo: Halloween, Carnaval, etc...

2.- Que la participación conduce a la identificación.

Continuando con el ejemplo de la Santa Cena, Pablo afirma que el participar de la Cena del Señor nos identifica con Cristo. 1 Co. 10:17, aunque sean muchos los que participan, todos se identifican con el pan, haciéndose uno con él. Cualquiera que vea nuestra participación podrá afirmar que nos identificamos con aquellos que participan junto con nosotros y con el acto mismo. Vemos como Pablo además se remonta al A.T. ( 1 Co. 10:18 ), poniendo el ejemplo de la participación del pueblo de los sacrificios.

En el A.T. había holocaustos (ofrenda totalmente quemada), había sacrificios de los que participaban sólo los sacerdotes, y había sacrificios en los que participaban el oferente y los sacerdotes.

En este caso Pablo habla del segundo tipo, porque cuando alguien participaba del sacrificio que era reservado exclusivamente a los sacerdotes, es porque era un sacerdote. Había una identificación única en ese acto.

Esto mismo ocurre con todos los actos idolátricos, en los cuales se identifica a los participantes con el objeto de la celebración. Esto tiene una vigencia total en nuestros días, y debemos tener en cuenta que nosotros nos identificamos con aquellos otros que participan en los actos a los que vamos. Esto sucede en todos los ámbitos: con el deporte, con la política, con los actos culturales y con los actos religiosos. El apóstol nos advierte que la participación conduce a la comunión (con los demonios) y además nos identifica con el objeto de la celebración (la cual está manejada por los demonios). Pero también:

3.- Que la participación corre el peligro de provocar a Dios.

Dios nos ha comprado con su sangre y ahora somos suyos. El riesgo de tontear con los demonios y de compartir nuestros afectos y nuestras vidas con los ídolos, es que podemos enfadar a Dios

¿Cuáles son tus ídolos? ¿Cuáles son tus principios y valores a los que debes tu lealtad? Dios es un Dios celoso y quiere ser el único objeto de nuestra lealtad. Dios nos ha comprado y nos quiere sólo para sí.

¿Vamos a provocar a celos a Dios? ¿Vamos a tontear con otro amante? Ninguno somos más fuerte que Dios y esta lucha la perderemos seguro. Por eso es algo con lo que tenemos que tener mucho cuidado.
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