sábado, 30 de noviembre de 2013

Plenitud de vida en Cristo

El Jueves pasado me tocó enseñar en el culto de oración de la Iglesia Bautista de Alameda de Osuna, y tuve que enfrentarme aun texto, que aunque corto, presenta algunas dificultades interpretativas.

Acudir allí e intentar exponer el texto de forma clara, sencilla e inteligible para la gente que acudió al estudio supuso un auténtico reto para mi.

A continuación os dejo los apuntes que usé en mi exposición, con el ánimo de que puedan ser de ayuda y bendición a aquellos que lo lean.

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Título: Plenitud de vida en Cristo.
Texto Bíblico: Colosenses 2:8-23.

Buenas tardes, hermanos, 
 
¿Alguien me puede decir cuál es el propósito de la carta de Pablo a los Colosenses? 

Como la mayoría de las epístolas, el objeto de la misma es resolver alguna duda o solventar algún problema provocado generalmente por una mala interpretación de las escrituras, por no saber cómo llevar las enseñanzas de Cristo a la práctica, o por influencia de una mala doctrina externa. ¿cuál era el caso de los colosenses?, en este caso, el propósito de la carta es evitar que la iglesia de Colosas se desviara fruto de la influencia de algunos falsos maestros y de sus falsas doctrinas.

Pero básicamente, lo que ha hecho Pablo hasta ahora es ir estableciendo unas bases firmes, afirmando y confirmando aquellas cosas en las que se suponía que creían los creyentes de Colosas. Hasta este momento, mientras alababa y alentaba a los Colosenses, el apóstol sólo ha insinuado el error que amenazaba a la iglesia.

Tras liberar la gloriosa majestad de Cristo y revelar los inagotables recursos del cristiano, está a punto de indicar el error y atacarlo, haciendo volver constantemente a sus lectores a la gran verdad: Cristo.

Hoy empezaremos a ver el problema...

LECTURA (Colosenses 2:8 – 10).

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas,  según las tradiciones de los hombres,  conforme a los rudimentos del mundo,  y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él,  que es la cabeza de todo principado y potestad.”

Podemos pensar que el apóstol debería haber empezado por aquí ¿verdad?. Si la iglesia de Colosas tenía un problema y preguntó al apóstol por él, ¿por qué no atacarlo directamente?. Curiosamente la pedagogía de Pablo, inspirado por el Espíritu, es perfecta, porque ¿cuántas veces queremos librar del mal o el error a alguien que aún no es consciente de su presencia? Y ¿qué consecuencias tiene esto? El orden en el que las cosas suelen suceder es el siguiente: 

·         Contacto y conocimiento de la Palabra (1:3-14),
·         Reconocimiento de Cristo como nuestro Señor (1:15-20),
·         Aplicación de la redención por la muerte de Cristo (1:21-29),
·         Conciencia de la plenitud de vida en Cristo (2:1-3:4),
·         y por último, como última consecuencia, cambio de vida en el creyente (3:5-4:6),

Estos pasos están claros para nosotros y para Pablo, pero ¿Termina ahí la cosa? ¿Es este el punto final del proceso? Hermanos, tengo que deciros que el proceso no acaba cuando vemos algún cambio en nuestras vidas. De hecho, no solo no termina, sino que es ahí donde empieza, donde empieza lo más difícil.

A veces, empezamos fuerte, haciendo cambios drásticos en nuestras vidas, pero el cristiano se va acomodando y su firmeza se va relajando. Ya no se preocupa tanto de algunos puntos flacos en su forma de vida, justifica actitudes que no agradan a Dios, y en definitiva, dejan entrar en su vida influencias que terminan apartándole de la verdad, como les estaba ocurriendo a los Colosenses.

Es por esto, que las verdades contenidas en el pasaje que vamos a ver hoy, y los que iréis viendo en sucesivos estudios, a pesar de ser previas al cambio de vida en el creyente, son verdades que vamos a tener que estar recordando continuamente después de empezar con ese cambio de vida, y que, a la vez, nos ayudarán a perseverar hasta el fin en dicha actitud.

Fijaros que Pablo comienza previniéndonos de las falsas enseñanzas. Y la primera palabra que usa es: “Mirad”. Esta expresión nos indica que debemos estar atentos, concentrados, alerta.

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo”.

Estamos rodeados de ataques, de falsas creencias y de cosas atractivas que llaman nuestra atención y nos desvían de la auténtica verdad. Ya en el versículo 4 de este mismo capítulo, Pablo decía: “Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas.” Cuando pedía por sabiduría y conocimiento para los colosenses.

Hace tiempo, hablando con una compañera del trabajo acerca de un desastre natural que asoló Haiti, salió el tema de Dios y de cómo podía un Dios permitir semejantes cosas. Después de hablar un rato con ella, me dijo:

-      “Si alguien es malísimo toda su vida (un asesino, por ejemplo), y justo antes de morir cree en Cristo, ¿se salva?, y una persona que ha sido buena toda su vida, pero que es de otra religión y cree, por ejemplo en Alá, ¿no se salva?”
-        “Así es”, contesté.
-        “Entonces, los Musulmanes van a ir todos al infierno y tú no ,¿verdad?”
-        “No lo se” - dije yo – “Es probable, si no creen en Cristo.”
-      Y ella replicó “Eso mismo piensan ellos, que vas a ser tú el que vas a ir al infierno”. ¡ESO NO TIENE SENTIDO!.

Esta claro que no hay nada que sea más convincente para el hombre que lo que es “razonable”, lo que encaja con sus esquemas mentales, “lo que tiene sentido”. Y es por eso, que cuando alguien viene con argumentos razonados y racionales, con un argumento lógico, llega a convencernos, y no sólo eso, sino que como que es un razonamiento que “nos encaja”, lo tomamos como cierto, sin indagar demasiado en sus fuentes. Se convierte para nosotros en una verdad absoluta, razonable.

Desde los albores de la historia conocida, el hombre se ha cuestionado acerca de su realidad última. Ha buscado explicación para los sucesos del universo que lo rodea y el significado de su propia existencia. Preguntas como ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿A donde voy? Han sido una constante en toda la humanidad. Y las filosofías del mundo han intentado responder desde la razón a estas profundas interrogantes.

Sin embargo, la verdad absoluta no está sustentada en lo que es razonable, o en lo que a mí me encaja en mis esquemas mentales, porque mi percepción de la realidad es muy parcial, muy limitada. La verdad absoluta debe reposar en algo inmutable, en el creador de todas las cosas, en alguien que esté por encima de las leyes de este mundo y que no se esté limitado por él. Esto es: en Dios.

El término “filosofía” literalmente quiere decir “amor por la sabiduría”, pero el estudio del pensamiento de hombres que no han sido regenerados en su desesperada búsqueda de la verdad absoluta aparte de Dios, resultó ser una experiencia muy frustrante. Según Francis Schaeffer, la rebelión del hombre contra Dios lo ha llevado al borde de la desesperación. Y en palabras del propio apóstol Pablo podemos ver lo que escribe en Rom. 1:21-22.

A todo lo largo de su existencia la iglesia ha tenido que batallar para mantener su pureza doctrinal. La preocupación de Pablo era que los Colosenses lo hicieran, y es por eso que el capítulo 2, versículos 8-23 se convierten en el corazón de la epístola.

Desconocemos cuál es la herejía específica que amenazaba a los colosenses, pero de la defensa que hace Pablo a partir de aquí, sabemos que contenía elementos de filosofía (8-15), de legalismo (16-17), de misticismo (18-19) y de ascetismo (20-23) que afectaban a la conducta de los colosenses, pero además contenía elementos de una forma primitiva de gnosticismo según la cual Cristo no era Dios, ni era la fuente de toda sabiduría.

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él,  que es la cabeza de todo principado y potestad.”

Pablo hace hincapié en 2 aspectos principales para ayudar a los Colosenses.

¿Los reconocéis? Estos dos aspectos son:

  • La deficiencia de la filosofía
  • La suficiencia de Cristo
Estudiémoslo a fondo:

1.    La deficiencia de la filosofía

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo”

A Pablo le interesaba que quienes habían pasado del dominio de Satanás al reino de Cristo, nunca volvieran a someterse al yugo de esclavitud. La iglesia se enfrenta constantemente a la amenaza de los falsos maestros. Los apóstoles también advirtieron a la iglesia contra los falsos maestros, pero ahora Pablo, de manera específica, amonesta a que nadie los “engañe”. La palabra traducida por “engañe” en su sentido textual significa “secuestrar” o “capturar como presa o botín de guerra”.

Así es como se encontraban los colosenses, con riesgo de ser “secuestrados”. A lo largo de la historia, muchos han caído victimas del engaño por falsas doctrinas que aparentaban ser verdaderas, por eso, uno de los deberes primordiales de los líderes de la iglesia es proteger el rebaño de los lobos y los hombres perversos  que atacan al rebaño para arrastrarlos y llevarlos cautivos (Hechos 20:28-30).

¿Y qué medios usan los falsos maestros para engañar a los colosenses? Pablo es claro en mencionarlos: las filosofías y huecas sutilezas. La filosofía, ya hemos visto que es “el amor por la sabiduría”, y cubre todo lo relacionado con las teorías acerca de Dios, del mundo y del significado de la vida humana. Pero Pablo no dice que no se deben dejar engañar por “la filosofía” en términos generales. El uso de un artículo definido junto con la palabra “filosofías” (en plural) indica que Pablo se refería aquí a unas en concreto, o sea, a las creencias específicas de los herejes colosenses. Lo más probable es que se refiera al conocimiento superior y trascendental que ellos pretendían alcanzar mediante la experiencia mística.

Pablo prosigue con la expresión traducida por “y huecas sutilezas”. En la traducción parece que pueda estarse refiriendo a cosas diferentes, pero en el original, la ausencia tanto de la preposición como del artículo en la segunda cláusula, señala que esta expresión describe y califica al sustantivo “filosofía” (según explica Lightfoot, en “Epístolas de S. Pablo a los colosenses y a Filemón. Grand Rapids: Zondervan, 1959, reimpresión, p.178).

Así pues, como indicó el propio Lightfoot, podríamos leer esta frase para que no fuera tan ambigua de la siguiente forma: “a través de su filosofía que es un fraude hueco”.

La filosofía de los falsos maestros de Colosas no era lo que parecía ser. Era un fraude, un artificio, un engaño. Sonaba bien y seducía la mente de aquellos a quienes engañaba, pero era una mera ilusión insulsa.

Pablo menciona dos fuentes de las cuales brotan las “huecas sutilezas”. La primera es: Las tradiciones de los hombres.

Pero... La tradición no es mala en sí misma. Una tradición es únicamente algo que ha ido pasando de boca en boca hasta nosotros. Pero el mero hecho de que las personas hayan creído en algo transmitiéndolo a través de los años, no significa que sea verdad. Lo que da validez a una tradición es su origen. El cristianismo se basa en tradiciones cuyo origen es Dios mismo o una revelación de Dios a alguno de sus profetas. Sin embargo, como indica Pablo en estos versículos, las tradiciones de los falsos maestros son tradiciones de hombres, que tienen su origen en los hombres y no en Dios. Esto invalida su veracidad.

Una segunda fuente de la que bebe esta falsa filosofía se encuentra en los rudimentos del mundo. Esta frase representa una seria dificultad interpretativa, porque es muy complicado poder reconstruir el sentido exacto que la frase original podía tener para los creyentes en Colosas.

La palabra traducida por “rudimentos” se refiere en su sentido más simple a las letras del alfabeto. Textualmente significaría “cosas en serie”.

Basándonos en esto, una posible interpretación de estos rudimentos podría ser que se refiriera a términos y principios elementales (algo como un ABC). Sería un conocimiento básico que haría que los colosenses abandonaran la rica y multiforme verdad bíblica para abrazar una filosofía hueca, sería como regresar a preescolar tras haber alcanzado un doctorado. Esta interpretación podría estar respaldada en el hecho de que en Gálatas 4:3 se usa la misma expresión aludiendo también allí al mismo elemento de inmadurez.

Hay un segundo sentido posible para “rudimentos”, aunque es menos probable. Podría referirse a espíritus elementales; ya sean emanaciones de Dios o seres espirituales que las personas de la antigüedad relacionaban con las estrellas y los planetas. Hay un hecho que es, que las personas que creían en la astrología, caían en las garras de un determinismo rígido, porque el movimiento de los astros determinaba su destino, ... a menos que tuvieran el conocimiento oculto necesario para escapar de su control. Y ese conocimiento secreto sería el que pretendían poseer los falsos maestros.

Sea cual fuere su interpretación para los colosenses, lo que los herejes ofrecían no era un progreso en el conocimiento espiritual, sino un retroceso a un estado espiritual pueril y a una sencilla doctrina de demonios (1 Tim. 4:1)

2.    La suficiencia de Cristo

Tras poner de manifiesto la deficiencia de la filosofía en la que los colosenses estaban creyendo, Pablo pasa a reafirmar la majestad gloriosa de la persona de Cristo y su completa suficiencia. Este es uno de los pasajes más benditos de todas las escrituras. De hecho el v.9 constituye quizá la declaración más contundente de la deidad de Cristo que se encuentra en las epístolas.

Resulta obvio que los herejes de Colosas negaban que Cristo fuera Dios. La palabra “plenitud” ya la usó Pablo en esta epístola en 1:19. Pablo usa esta palabra porque era un término utilizado por los herejes colosenses. Ellos creían que la “plenitud” divina estaba dividida en su manifestación a través de diferentes emanaciones y que cada una tenía su parte según su posición dentro de una escalera descendente que iba de lo bueno a lo malo.

Pablo afirma aquí que toda la plenitud de la deidad, no una parte de ella, está en Cristo, y además lo dice usando un término (“habita”) que significa literalmente “radicar o estar en casa”. Además el tiempo presente utilizado indica que la esencia de la deidad habita continuamente en Cristo.
Por tanto, con esta expresión, Pablo afirma que Cristo es Dios en toda su dimensión, y que lo es para siempre. Y siendo quien posee toda la plenitud de la deidad, Cristo es colocado como cabeza de todo principado y potestad.

Es curiosa la referencia que hace Pablo a que Cristo también es la cabeza de todo principado y potestad. ¿A que pensáis se refiere Pablo con esta expresión?

Acudamos a Efesios, capítulo 6 y leamos el versículo 12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Cuando Pablo nos dice que estamos en guerra y va a hablar de la armadura de Dios, nos previene de nuestro enemigo y nos dice que luchamos “contra principados, contra potestades, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
Por este pasaje, entre otros, entendemos que los principados y las potestades, son categorías o rangos en los que se dividen las huestes demoníacas, los ángeles que cayeron del cielo junto con Satanás. Estos son contra los que luchamos, y Pablo ahora afirma que Cristo está por encima de ellos, que es superior a ellos, que es cabeza de ellos.

Por tanto, esas fuerzas demoníacas que están detrás de las filosofías y huecas sutilezas que pretenden desviarnos de seguir a Cristo, esas fuerzas demoníacas que pretenden hacer volver a los creyentes a ser esclavos de leyes pecaminosas del mundo, en lugar de disfrutar de la libertad en Cristo, realmente están bajo la autoridad del propio Cristo.

Vemos que Cristo, no es uno más de nosotros, no es una emanación más que procede de Dios, sino que es Dios mismo, y como tal, la Cabeza (o autoridad) sobre todo reino espiritual o físico.

Además, los falsos maestros de Colosas, también defendían la falsa doctrina de que el espíritu era bueno y la materia mala (doctrina pre-gnóstica). Por esto para ellos era impensable que Dios habitara en un cuerpo humano. Pablo refuta también esta falsa doctrina señalando que toda la plenitud de la deidad habita en Cristo corporalmente.

Para finalizar, Pablo nos recuerda que puesto que Cristo es quien es, nosotros estamos completos en él. Es una pena que en la traducción se pierda el juego de palabras que usa Pablo aquí, ya que la palabra que traducimos “estar completos” tiene la misma raíz que el sustantivo traducido por “plenitud”. Por tanto el juego de palabras sería que Cristo es la “plenitud” de Dios y nosotros estamos en “plenitud” de él, y que esta plenitud que hemos recibido es eterna.

Después de la caída, el hombre está incompleto. Incompleto espiritualmente, porque se encuentra en total separación de Dios, sin posibilidad de comunión con él. Incompleto moralmente, porque vive fuera de la voluntad de Dios. Incompleto mentalmente porque desconoce la verdad suprema.

Al experimentar la salvación, los creyentes participan de la naturaleza divina (2 P. 1:4) y por tanto están completos. Están espiritualmente completos porque tienen comunión con Dios. Moralmente completos porque reconocen la autoridad de la voluntad de Dios. Mentalmente completos porque ahora la verdad les ha sido revelada.

Sostener que quienes están completos carecen de algo, como lo hicieron los herejes colosenses, resulta inadmisible. Todos los creyentes verdaderos estamos completos en Cristo y no necesitamos enseñanza alguna de falsos maestros o de falsos cultos.

Y tú, ¿Cómo estás? ¿Estás completo en Cristo, o estás relajado, con algunos “huecos” que rellenar, dejándote influenciar por filosofías y huecas sutilezas? Pues recuerda que nosotros estamos completos con Cristo.

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