domingo, 11 de enero de 2015

07 - Los peligros del pueblo de Dios: La suciedad moral

Sermón de David Rivero predicado en la IBAO el 14 de Diciembre de 2014.
Título: 07 - Los peligros del pueblo de Dios: La suciedad moral
Lecturas:  2 Chr 29:3-5, 15-16
Enlace al sermón en Audio.

Apuntes:


Todo se ensucia con el paso del tiempo, y buena parte de nuestras fuerzas y energía la invertimos en limpiar. Y entendemos que hay diferentes tipos de suciedad: suciedad física y suciedad moral. Esa suciedad moral se mete en nuestras vidas, en nuestros corazones, en nuestras iglesias, etc... Así la suciedad moral se mete en todas partes (igual que la física) y no solo ensucia, sino que termina arruinando aquello que "mancha". La buena noticia es que igual que hay productos para limpiar la suciedad física, la suciedad moral también se puede limpiar.

En la lectura de hoy (2 Chr 29) vemos a Ezequías limpiando moralmente al pueblo de Israél, ya que cuando ascendió al trono se lo encontró bastante sucio.

Y todos nosotros necesitamos de una limpieza espiritual con cierta regularidad. Que la sociedad necesite un lavado moral no nos sorprende. Si lo decimos de la iglesia (sobre todo las de otros) nos parece casi normal. Pero si se dice de nosotros mismos, lo rechazamos.

La iglesia es una extensión de sus miembros, y un lavado de los individuos contribuye a la limpieza de la propia Iglesia.

• El peligro de la suciedad moral
• La suciedad moral necesita un tratamiento inteligente
• Esa mugre moral necesita un tratamiento riguroso.

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• El peligro de la suciedad moral

El pueblo de Israel tenía mucha suciedad moral y necesitaba un buen lavado. 2 Chr 28:16-20 nos muestra como Acaz busca la alianza de los pueblos extranjeros. En 2 Chr 29:9 vemos la consecuencia de esto que hizo el Rey: unos murieron y otros están en el exilio, pero lo más grave es lo que vemos en el v.7: el templo se ha cerrado. En lugar de buscar a aquel que les podía sacar de aquella situación, se apartaron de Él y cerraron su templo.

Ezequías, el hijo de Acaz, tenía claro que todo lo que estaba pasando era culpa de las decisiones de su padre (v.8)y ve la urgencia de la reparación del templo como su primera tarea, lo principal, lo fundamental era eso. La rebelión contra Dios no es algo banal, no es inocua, ni menor, sino que tiene consecuencias, porque Dios no puede tolerar el pecado. Así, cuando Dios ve pecado en su pueblo, eso mueve a Dios a ira y toma medidad para que su pueblo se arrepienta.

• La suciedad moral necesita un tratamiento inteligente

El primer plan de choque debía ser restaurar la comunión del pueblo con Dios, porque la invasión por parte de los pueblos enemigos era consecuencia del pecado del pueblo. Así, en 2 Ch 29:4, leemos que Ezequías empezó por los líderes espirituales, y les dijo que debían limpiarse para poder santificar el santuario de Dios y sacar de el la inmundicia. Así, cada uno es responsable ante Dios, y necesitamos de una renovación espiritual, como los levitas. No podemos esperar que la limpieza se haga de Fuera hacia adentro, sino que debía ser una limpieza de dentro hacia afuera.

Así, los levitas se conformaron ante el Rey Acaz y obedecieron a los hombres antes que a Dios. Por eso, esa negligencia moral cometida por los levitas, debía ser limpiada. Nosotros también debemos tener cuidado con nuestra negligencia moral, porque esa es la que nos lleva a la suciedad moral. Debemos, pues, limpiarnos.

En primer lugar tuvieron que tratar el pecado del descuido, dejadez o negligencia. Cuando abrieron el templo, lo primero que se encontraron fue el fruto de su negligencia. Vemos que había mucho que limpiar, por lo que deducimos que el templo pasó mucho tiempo cerrado.

En segundo lugar, tuvieron que tratar con la mugre que ellos mismos habían traído, por ejemplo un altar idólatra (2 Ki 16:18). Esta era una suciedad aún mayor que la propia suciedad acumulada por el paso de los años. Era una suciedad peor que se había establecido en el templo, en los sacerdotes levitas (que colaburaron) y en los corazones del pueblo de Dios. Nosotros hacemos lo mismo cuando vemos cosas de este mundo wue nos gustan y que las incorporamos a nuestras vidas.

En tercer lugar estaba la mugre escondida (2 Chr 29:19 ss). Cuando los sacerdotes entraron a lo mas adentro de la casa de Jehová. Sabemos que el lugar santísimo era un lugar reservado para el sumo sacerdote, y vemos que la limpieza que se hizo fue también de aquellas partes que estaban ocultas a los ojos del pueblo, pero no estaba oculta a los ojos de Dios. Igual debemos hacer nosotros, limpiando nuestro interior, aunque sean cosas que no vea la gente.

¿Qué suciedad hemos dejado que nos cubra a nosotros con el paso de los años? La dejadez y el descuido espiritual a veces está presente en nuestras vidas, y debemos prestar atención a ello y tomárnoslo muy en serio (como Ezequías y los levitas). Todos hemos sido negligentes, hemos incorporado nuestra propia suciedad que hemos adquirido de la sociedad, y tenemos nuestra propia suciedad oculta. Y la limpieza debe ser total y profunda para traer bendición a nuestras vidas, y debemos tratar el pecado como lo que es.

Esto no es un trabajo fácil, ni se soluciona rápidamente, sino que es algo que necesita de un trabajo constante por nuestra parte.


• Esa mugre moral necesita un tratamiento riguroso

El tratamiento de la suciedad espiritual, es un trabajo minucioso y completo (2 Chr 29:16 y 18). Los sacerdotes sacaron todo lo que no correspondía al Señor y a su templo, lo sacaron y lo tiraron. Así los levitas habían limpiado lo grande y lo pequeño, la casa y su contenido.... A veces nosotros nos centramos en algunos pecados grandes, pero desvuidamos algún pecado que consideramos menor y que aceptamos en nuestra vida.

Y no sólo sacaron toda la inmundicia, sino que restituyeron todo lo que había sido sacado del templo previamente (2 Chr 29:19). Así no solo hemos de sacar lo que no corresponde, sino que somos animados a introducir aquello que debía estar allí desde el principio.

Vemos que toda la inmundicia fue echada en el torrente de Cedrón. Y esto parece un detalle menor, pero el detalle es que los levitas llevaron aquella basura a un lugar que la hiciera desaparecer. No querían volver a ver aquello. Debía desaparecer, y las aguas torrenciales del torrente de Cedrón era el lugar perfecto para que toda aquella inmundicia no quedara aparcada en algún lugar que en el futuro nos permitiera volver a ella.

Así debemos actuar nosotros: debemos enfrentar TODO nuestro pecado (no centrarnos sólo en los pecados "gordos") y debemos alejar esos pecados de nosotros de forma definitiva.

¿Y cuál fue la consecuencia de esta limpieza? La consecuencia de la pureza espiritual es el gozo y la alegría: 2 Chr 29:30, 2 Chr 29:36, 2 Chr 29:26-27 (vemos que el pueblo canta al Señor)

En toda esta historia vemos que Satanás obtuvo una victoria debido a su gran mentira de que seguir al Señor es algo aburrido y triste, y que vamos a estar oprimidos. Por eso nos engaña para que nos revolquemos en la mugre, pero la limpieza espiritual trae gozo y alegría.

Nuestra sociedad sufre muchísimo debido al pecado que tiene. Satanás nos hace ver aquello que el mundo da como algo que nos va a traer gozo, pero nosotros sabemos que cuando nos limpiamos espiritualmente es ciando realmente tenemos gozo.

Empecemos pues con el pecado de la negligencia que nos posee y hagámoslo ya. Comencemos a depurarnos y limpiarnos espiritualmente, y no lo hagamos por nosotros mismos, busquemos la fuerza de Dios para tener éxito (Jer 13:23). Nosotros no podemos lavarnos por nosotros mismos (esta es la mala noticia), por lo que debemos buscas a aquel que sí puede limpiarnos: Dios, a través de la sangre de Cristo (esta es la buena noticia)
 

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