EFESIOS 4 : 4 – 10.
Tema: La unidad en el Espíritu y la diversidad de dones (Parte 1).
Introducción:
En el retorno de nuestras vacaciones “Efesianas”, el
domingo pasado, repasamos lo que habíamos visto en los 3 primeros capítulos, y
vimos cómo ya estamos instruidos en la teoría acerca de LO QUE SOMOS EN CRISTO.
Pero también vimos cómo el apóstol, en los siguientes capítulos iba a cambiar
radicalmente su estratagema. Iba a pasar de lo puramente teórico a lo puramente
práctico (Teórico à Práctico).
Hablamos únicamente de una frase, pero que estaréis de
acuerdo conmigo en que, si se analiza cuidadosamente, es muy complicada de
aplicar.
Probablemente, estos 2 capítulos y pico que nos quedan por
delante, van a hacernos sentir como el “sparring”
de Mike Tyson. Vamos a recibir bofetadas hasta en la foto del carné de
identidad. Estos capítulos van a ser especialmente duros, porque nos hablan de
lo que deberíamos hacer por el hecho de ser hijos adoptivos de Dios.
¿Os acordáis de aquella responsabilidad que venía junto
con las bendiciones en el mismo “kit de hijo de Dios”?. Es evidente que la voluntad
del Señor opera en las bendiciones que recibimos y de las que hablamos en los 3
primeros capítulos y ahora es nuestra voluntad la que
opera en “la forma en la que andamos por este mundo”, y yo os pregunto ¿Recibe el Señor de nosotros la misma respuesta
que nosotros recibimos de El?, ¿Siquiera
parecida?.
NO!. Su voluntad es
siempre hacia nosotros y nuestra voluntad TAMBIEN es siempre hacia nosotros, y
no hacia El, que es como debería de ser.
Recordad que debemos poner TODO nuestro empeño en “andar
como es digno de nuestra vocación”, tal y como dice Pablo. Si nos
parece que es mejor no hacerlo, es porque el Enemigo se esta disfrazando de oveja una vez mas y nos esta
engañando, porque Dios nos dice que debemos hacer TODO lo que el nos pide, que
eso es lo mejor para nosotros.
Aunque sea duro vamos a seguir estudiando cómo deberíamos
ser puesto que somos lo que somos.
Lectura: Efésios 4:1 – 10.
Desglose:
El hecho de ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu
en el vínculo de la paz” viene a ser como la conclusión o la finalidad
de las otras características de la vida cristiana, a saber: humildad, mansedumbre, indulgencia,
paciencia, amor. Vemos que el versículo 4 empieza diciendo “un
cuerpo, ...” y que en el versículo 16 dice “... de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido ...”, así que ES precisamente de ésta unidad
introducida en el versículo 3 de la que vamos a hablar hoy.
Si preguntásemos al mundo:
¿Qué es la unidad?, ¿Qué responderían?. Vamos a tratar de describir la UNIDAD
desde el punto de vista de Dios.
Según el texto que hemos leído, la unidad se podría
describir de la siguiente forma: “un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis
también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe,
un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y
en todos.”
“un cuerpo” y “un espíritu”. Es evidente
que el cuerpo al que se refiere aquí Pablo es la iglesia constituida por
“judíos” y “gentiles”, tal y como veíamos en Ef.2:16 : “...y mediante la cruz reconciliar
con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”. A
pesar de ser muchos individuos independientes, gracias a la obra de Jesucristo en la cruz, ahora somos un único cuerpo
en El. Es más, esta iglesia no es obra humana, sino obra del Espíritu Santo; de
ahí que sea: “un cuerpo y un espíritu”.
Lexis22, “vocación”
: inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de la
religión.
Recordemos Ef.1:18 : “...alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado”.
Nosotros, según el Ef.4:1, debemos “vivir conforme a la vocación
con que hemos sido llamados”, es decir, debemos vivir conforme al estado para el que Dios nos ha
llamado. Y vemos en Ef.1:18 que este llamado de Dios produce esperanza,
esperanza que es igual para toda la iglesia.
Vemos claramente que:
Los que pertenece a la
iglesia de Dios, por obra del Espíritu Santo que mora en ellos, han sido
llamados a vivir conforme a una vocación y este llamado, a su vez, trae una
esperanza para ellos.
“un Señor, una fe, un bautismo”,
continúa Pablo. Vemos que sigue describiendo cosas comunes a todos los miembros
de la iglesia y que hacen que realmente exista una unidad entre ellos.
“un Señor”, se refiere, por supuesto,
a nuestro “Señor Jesucristo”. El es Señor nuestro porque “nos ha comprado por precio”,
y porque somos “su posesión adquirida” (1Co.6:20 , 1Co. 7:23 y Ef.1:14). Por lo
tanto, si el es nuestro Señor, es nuestro dueño
y debemos aceptar su señorío, reconocerle como nuestro libertador y
soberano, confiar en Él, obedecerle, amarle y adorarle. No importa que
seamos blancos o negros, hombres o mujeres, judíos o gentiles, porque TODOS confesamos al único Señor como señor nuestro.
Y lo hacemos con una misma “fe”, es decir, con una misma
creencia.
Aquí fe podemos entenderla como algo “objetivo”, como un
credo o doctrina, o podemos entenderla como algo “subjetivo”, como confianza en
nuestro Señor Jesús y en sus promesas. Es cierto que no podemos separar lo objetivo de lo subjetivo, porque cuando
alguien se rinde a Cristo como su Señor, está a su vez aceptando el cuerpo de
doctrina en relación con él. Pero en cualquier caso, dada su posición en el
texto y su propio contexto, probablemente aquí
se esté refiriendo a la parte subjetiva de la fe.
Seguidamente habla de “un bautismo”. Existe un
único bautismo el cual es recibido por muchos. (Ga.3:27 : “porque todos los que habéis sido
bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”). Por medio del
bautismo sellamos (por nuestra parte) la comunión que tenemos con nuestro
Señor.
Pablo comenzó en el v4 refiriéndose a la unidad basada en
el Espíritu, después refirió a la unidad basada en nuestro Señor Jesucristo (v5)
y ahora va a tratar la unidad basada en Dios Padre (v6).
“un Dios y Padre de todos”.
Recordemos 1:3, 1:17, 2:18 y 3:14-15. Al igual que en todos estos versículos,
el énfasis aquí recae en la paternidad redentora de Dios. Recordemos también
que en 1:5 nos recalcaba que habíamos sido escogidos para ser hijos adoptivos
de Dios por medio de Jesucristo, y cómo todo padre, también es creador nuestro
(3:9b : “... Dios, que creó todas las cosas”).
La relación que tiene el Padre con sus hijos la define en
base a 3 aspectos. Esta sobre todos,
por lo cual ejerce control y autoridad. Esta por todos, por lo que nos bendice a todos por medio de Cristo. Y
esta en todos gracias a su Espíritu.
Aquí Pablo vuelve desde Dios Padre de nuevo hasta el
Espíritu que opera en nosotros.
Como dice Hendriksen: “Es
así como las tres hebras forman un solo hilo, y percibimos que: el Espíritu en
quien está centrado el v4 y el Señor Jesucristo del v5, no deben ser
considerados como entidades separadas”.
Alfredo Deaño: Introducción a
la Lógica Formal. Alianza Universidad Textos/11.1993. Pag. 108
Lógica de Enunciados: Ley
de contraposición (del condicional):
(p => q) entonces (no-p => no-q)
Hoy hemos hablado de las características de la unidad, a
saber: un cuerpo (la iglesia), un espíritu, una misma esperanza, un Señor, una
fe, un bautismo, un Dios y Padre. Podemos decir que si estas características se
dan, entonces hay unidad en la iglesia. Y si no hay unidad, podemos asegurar
que alguna (o todas) de estas características falta en nosotros. Deberíamos
reflexionar sobre esto durante la semana, y orar por ello.
Pero seguro que estaréis pensando: “Es muy difícil
mantener la unidad cuando nosotros somos tan diferentes”. Es lo mismo que en
los matrimonios. ¿Cuántas veces habré oído: “El problema es que somos muy
diferentes”.
Pues Pablo, en el S.I también sabía que lo pensaríais y,
en este punto, lo que enseña la Biblia es que “en la unidad puede haber diversidad de dones”. Veamos el siguiente
versículo (v7): “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del
don de Cristo”.
Hemos de fijarnos que empieza con un “pero”. Esto indica que
Pablo sabe lo que el oyente esta pensando en este momento y no quiere que se
confunda “UNIDAD” con “IGUALDAD”. No hemos de ser iguales, sino unánimes.
Vemos que la unidad permite la diversidad de dones entre los miembros
del cuerpo. Es mas, la diversidad usada correctamente promoverá a la unidad.
El uso correcto de los dones, es decir, de lo que Dios nos
ha dado a cada uno implica: a) que el que lo usa reconoce que es algo que viene
de Dios y no de sus propias habilidades y b) lo usará para beneficio de todos
los miembros y no para su propia gloria. Para describir esto, no hay nada mejor
que leer lo que el mismo Pablo nos dice en 1Co.12.
Si repasamos 3:2,7,8 vemos que Pablo habla de “gracia”
refiriéndose al llamado de Dios para la vida de sus miembros. Es un llamado
para una misión especial, que por humilde que parezca, solo puede llevar a cabo
“el llamado”.
“pero a cada uno de nosotros fue dada la
gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual se dice: -- continúa Pablo – Subiendo
a lo alto, llevó cautiva a la cautividad, y dio dones a los hombres. Y eso de
que subió, ¿qué es sino que también había descendido primero a las partes más
bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima
de todos los cielos para llenarlo todo.”
Evidentemente, estas palabras se refieren a Cristo. Pero
si nos fijamos un poco más en la referencia de la cita (Leer Salmos 68:18),
vemos que Pablo ha introducido pequeños cambios. En principio cambia algunos
tiempos verbales, pero el cambio mas importante es que aquel que ascendió (en
salmos) recibió dones, mientras que
el que ascendió (en Efesios) dio dones.
La explicación a esto es que Pablo, guiado por el
Espíritu, hace esta aplicación del pasaje de los Salmos, porque lo que el Señor
ha recibido de “los cautivos” para luego repartirlo entre los hombres.
Me parece interesante el comentario de Trenchard a este pasaje
(Trenchard pag 130, parrafo 2). (Aclarar lo de la procesión).
En cualquier caso, vemos cómo lo que se dice en el A.T.
concerniente a Dios halla su cumplimiento en Cristo. Y es por esto por lo que
Pablo hace la afirmación del versículo 9: “Y eso de que subió, ¿qué es, sino que
también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?”.
Ciertamente el que subiera no implica para nada que antes tuviera que haber
bajado, a no ser que Pablo se este refiriendo expresamente a Cristo. Es cierto
que esta ascensión triunfal sobre Satanás, el pecado y la muerte no habría sido
posible si Cristo no hubiese descendido de las glorias del cielo al sufrimiento
del mundo y aún más, al Hades, donde Cristo permaneció 3 dias antes de ascender
victorioso al cielo.
Puede que esta frase “las partes mas bajas de la tierra”
contraste directamente con la que aparece en el v10: “por encima de todos los cielos”.
Vemos que es el mismo Jesús que descendió al Hades el que ahora esta exaltado a
la diestra del padre, en posición de soberanía absoluta sobre “la creación”. Y
no debemos olvidar, que este Jesús soberano es el que Dios a puesto por cabeza
a la Iglesia. ¿Saber esto no es esto un gozo y un aliento?
Pablo concluye diciendo que la humillación de Cristo y su
posterior exaltación tiene como fin el que “pueda llenarlo todo”. Son
numerosas las explicaciones que se dan a esta frase. La que me parece mas
correcta, ya que concuerda con 1:23 (la plenitud de Aquel que todo lo llena en
todo), es la que habla de que Cristo,
como resultado del descenso al infierno donde realizó expiación por el pecado,
da evidencia de que dicha expiación ha sido totalmente aceptada ya que Dios le
exalta hasta lo sumo, y como el ya exaltado mediador, llena todo el universo
con “bendiciones” o, si se prefiere, con “dones” (Hendriksen).
El próximo domingo seguiremos hablando de estos dones y de
esta “diversidad en la unidad”.
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