domingo, 11 de enero de 2015

Estudio de Efesios 4:4-10. La unidad del Espíritu y la diversidad de dones (Parte 1)

EFESIOS 4 : 4 – 10.

Tema: La unidad en el Espíritu y la diversidad de dones (Parte 1).

Introducción:

En el retorno de nuestras vacaciones “Efesianas”, el domingo pasado, repasamos lo que habíamos visto en los 3 primeros capítulos, y vimos cómo ya estamos instruidos en la teoría acerca de LO QUE SOMOS EN CRISTO. Pero también vimos cómo el apóstol, en los siguientes capítulos iba a cambiar radicalmente su estratagema. Iba a pasar de lo puramente teórico a lo puramente práctico (Teórico à Práctico).

Hablamos únicamente de una frase, pero que estaréis de acuerdo conmigo en que, si se analiza cuidadosamente, es muy complicada de aplicar.

Probablemente, estos 2 capítulos y pico que nos quedan por delante, van a hacernos sentir como el “sparring” de Mike Tyson. Vamos a recibir bofetadas hasta en la foto del carné de identidad. Estos capítulos van a ser especialmente duros, porque nos hablan de lo que deberíamos hacer por el hecho de ser hijos adoptivos de Dios.

¿Os acordáis de aquella responsabilidad que venía junto con las bendiciones en el mismo “kit de hijo de Dios”?. Es evidente que la voluntad del Señor opera en las bendiciones que recibimos y de las que hablamos en los 3 primeros capítulos y ahora es nuestra voluntad la que opera en “la forma en la que andamos por este mundo”, y yo os pregunto ¿Recibe el Señor de nosotros la misma respuesta que nosotros recibimos de El?, ¿Siquiera parecida?.

NO!. Su voluntad es siempre hacia nosotros y nuestra voluntad TAMBIEN es siempre hacia nosotros, y no hacia El, que es como debería de ser.

Recordad que debemos poner TODO nuestro empeño en “andar como es digno de nuestra vocación”, tal y como dice Pablo. Si nos parece que es mejor no hacerlo, es porque el Enemigo se esta disfrazando de oveja una vez mas y nos esta engañando, porque Dios nos dice que debemos hacer TODO lo que el nos pide, que eso es lo mejor para nosotros.

Aunque sea duro vamos a seguir estudiando cómo deberíamos ser puesto que somos lo que somos.

Lectura: Efésios 4:1 – 10.

Desglose:

El hecho de ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” viene a ser como la conclusión o la finalidad de las otras características de la vida cristiana, a saber: humildad, mansedumbre, indulgencia, paciencia, amor. Vemos que el versículo 4 empieza diciendo “un cuerpo, ...” y que en el versículo 16 dice “... de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido ...”, así que ES precisamente de ésta unidad introducida en el versículo 3 de la que vamos a hablar hoy.
Si preguntásemos al mundo: ¿Qué es la unidad?, ¿Qué responderían?. Vamos a tratar de describir la UNIDAD desde el punto de vista de Dios.

Según el texto que hemos leído, la unidad se podría describir de la siguiente forma: “un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

un cuerpo” y “un espíritu”. Es evidente que el cuerpo al que se refiere aquí Pablo es la iglesia constituida por “judíos” y “gentiles”, tal y como veíamos en Ef.2:16 : “...y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”. A pesar de ser muchos individuos independientes, gracias a la obra de Jesucristo en la cruz, ahora somos un único cuerpo en El. Es más, esta iglesia no es obra humana, sino obra del Espíritu Santo; de ahí que sea: “un cuerpo y un espíritu”.

Lexis22, “vocación” : inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de la religión.

Recordemos Ef.1:18 : “...alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado”.

Nosotros, según el Ef.4:1, debemos “vivir conforme a la vocación con que hemos sido llamados”, es decir, debemos vivir conforme al estado para el que Dios nos ha llamado. Y vemos en Ef.1:18 que este llamado de Dios produce esperanza, esperanza que es igual para toda la iglesia.

Vemos claramente que:
Los que pertenece a la iglesia de Dios, por obra del Espíritu Santo que mora en ellos, han sido llamados a vivir conforme a una vocación y este llamado, a su vez, trae una esperanza para ellos.

un Señor, una fe, un bautismo”, continúa Pablo. Vemos que sigue describiendo cosas comunes a todos los miembros de la iglesia y que hacen que realmente exista una unidad entre ellos.

un Señor”, se refiere, por supuesto, a nuestro “Señor Jesucristo”. El es Señor nuestro porque “nos ha comprado por precio”, y porque somos “su posesión adquirida” (1Co.6:20 , 1Co. 7:23 y Ef.1:14). Por lo tanto, si el es nuestro Señor, es nuestro dueño y debemos aceptar su señorío, reconocerle como nuestro libertador y soberano, confiar en Él, obedecerle, amarle y adorarle. No importa que seamos blancos o negros, hombres o mujeres, judíos o gentiles, porque TODOS confesamos al único Señor como señor nuestro. Y lo hacemos con una misma “fe”, es decir, con una misma creencia.

Aquí fe podemos entenderla como algo “objetivo”, como un credo o doctrina, o podemos entenderla como algo “subjetivo”, como confianza en nuestro Señor Jesús y en sus promesas. Es cierto que no podemos separar lo objetivo de lo subjetivo, porque cuando alguien se rinde a Cristo como su Señor, está a su vez aceptando el cuerpo de doctrina en relación con él. Pero en cualquier caso, dada su posición en el texto y su propio contexto, probablemente aquí se esté refiriendo a la parte subjetiva de la fe.

Seguidamente habla de “un bautismo”. Existe un único bautismo el cual es recibido por muchos. (Ga.3:27 : “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”). Por medio del bautismo sellamos (por nuestra parte) la comunión que tenemos con nuestro Señor.

Pablo comenzó en el v4 refiriéndose a la unidad basada en el Espíritu, después refirió a la unidad basada en nuestro Señor Jesucristo (v5) y ahora va a tratar la unidad basada en Dios Padre (v6).

un Dios y Padre de todos”. Recordemos 1:3, 1:17, 2:18 y 3:14-15. Al igual que en todos estos versículos, el énfasis aquí recae en la paternidad redentora de Dios. Recordemos también que en 1:5 nos recalcaba que habíamos sido escogidos para ser hijos adoptivos de Dios por medio de Jesucristo, y cómo todo padre, también es creador nuestro (3:9b : “... Dios, que creó todas las cosas”).

La relación que tiene el Padre con sus hijos la define en base a 3 aspectos. Esta sobre todos, por lo cual ejerce control y autoridad. Esta por todos, por lo que nos bendice a todos por medio de Cristo. Y esta en todos gracias a su Espíritu.

Aquí Pablo vuelve desde Dios Padre de nuevo hasta el Espíritu que opera en nosotros.

Como dice Hendriksen: “Es así como las tres hebras forman un solo hilo, y percibimos que: el Espíritu en quien está centrado el v4 y el Señor Jesucristo del v5, no deben ser considerados como entidades separadas”.

Alfredo Deaño: Introducción a la Lógica Formal. Alianza Universidad Textos/11.1993. Pag. 108
Lógica de Enunciados: Ley de contraposición (del condicional):
(p => q)  entonces  (no-p => no-q)

Hoy hemos hablado de las características de la unidad, a saber: un cuerpo (la iglesia), un espíritu, una misma esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre. Podemos decir que si estas características se dan, entonces hay unidad en la iglesia. Y si no hay unidad, podemos asegurar que alguna (o todas) de estas características falta en nosotros. Deberíamos reflexionar sobre esto durante la semana, y orar por ello.

Pero seguro que estaréis pensando: “Es muy difícil mantener la unidad cuando nosotros somos tan diferentes”. Es lo mismo que en los matrimonios. ¿Cuántas veces habré oído: “El problema es que somos muy diferentes”.

Pues Pablo, en el S.I también sabía que lo pensaríais y, en este punto, lo que enseña la Biblia es que “en la unidad puede haber diversidad de dones”. Veamos el siguiente versículo (v7): “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”.

Hemos de fijarnos que empieza con un “pero”. Esto indica que Pablo sabe lo que el oyente esta pensando en este momento y no quiere que se confunda “UNIDAD” con “IGUALDAD”. No hemos de ser iguales, sino unánimes. Vemos que la unidad permite la diversidad de dones entre los miembros del cuerpo. Es mas, la diversidad usada correctamente promoverá a la unidad.

El uso correcto de los dones, es decir, de lo que Dios nos ha dado a cada uno implica: a) que el que lo usa reconoce que es algo que viene de Dios y no de sus propias habilidades y b) lo usará para beneficio de todos los miembros y no para su propia gloria. Para describir esto, no hay nada mejor que leer lo que el mismo Pablo nos dice en 1Co.12.

Si repasamos 3:2,7,8 vemos que Pablo habla de “gracia” refiriéndose al llamado de Dios para la vida de sus miembros. Es un llamado para una misión especial, que por humilde que parezca, solo puede llevar a cabo “el llamado”.

pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual se dice: -- continúa Pablo – Subiendo a lo alto, llevó cautiva a la cautividad, y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

Evidentemente, estas palabras se refieren a Cristo. Pero si nos fijamos un poco más en la referencia de la cita (Leer Salmos 68:18), vemos que Pablo ha introducido pequeños cambios. En principio cambia algunos tiempos verbales, pero el cambio mas importante es que aquel que ascendió (en salmos) recibió dones, mientras que el que ascendió (en Efesios) dio dones.

La explicación a esto es que Pablo, guiado por el Espíritu, hace esta aplicación del pasaje de los Salmos, porque lo que el Señor ha recibido de “los cautivos” para luego repartirlo entre los hombres.

Me parece interesante el comentario de Trenchard a este pasaje (Trenchard pag 130, parrafo 2). (Aclarar lo de la procesión).

En cualquier caso, vemos cómo lo que se dice en el A.T. concerniente a Dios halla su cumplimiento en Cristo. Y es por esto por lo que Pablo hace la afirmación del versículo 9: “Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?”. Ciertamente el que subiera no implica para nada que antes tuviera que haber bajado, a no ser que Pablo se este refiriendo expresamente a Cristo. Es cierto que esta ascensión triunfal sobre Satanás, el pecado y la muerte no habría sido posible si Cristo no hubiese descendido de las glorias del cielo al sufrimiento del mundo y aún más, al Hades, donde Cristo permaneció 3 dias antes de ascender victorioso al cielo.

Puede que esta frase “las partes mas bajas de la tierra” contraste directamente con la que aparece en el v10: “por encima de todos los cielos”. Vemos que es el mismo Jesús que descendió al Hades el que ahora esta exaltado a la diestra del padre, en posición de soberanía absoluta sobre “la creación”. Y no debemos olvidar, que este Jesús soberano es el que Dios a puesto por cabeza a la Iglesia. ¿Saber esto no es esto un gozo y un aliento?

Pablo concluye diciendo que la humillación de Cristo y su posterior exaltación tiene como fin el que “pueda llenarlo todo”. Son numerosas las explicaciones que se dan a esta frase. La que me parece mas correcta, ya que concuerda con 1:23 (la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo), es la que habla de que Cristo, como resultado del descenso al infierno donde realizó expiación por el pecado, da evidencia de que dicha expiación ha sido totalmente aceptada ya que Dios le exalta hasta lo sumo, y como el ya exaltado mediador, llena todo el universo con “bendiciones” o, si se prefiere, con “dones” (Hendriksen).

El próximo domingo seguiremos hablando de estos dones y de esta “diversidad en la unidad”.

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