lunes, 6 de octubre de 2014

Dios juzgará a su pueblo.

Sermón de David Casado predicado en la IBAO el 22 de Junio de 2014.
Título: Dios juzgará a su pueblo.
Lectura: Salmos 50:1-23
Enlace al sermón en Audio.

Apuntes:
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1. Dios es juez del pueblo.
2. Mensaje de Dios.
3. Cómo Dios reprende al impío
4. Conclusión


1. Dios es juez del pueblo.
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El Señor quiere juzgar al pueblo. Algún día todos estaremos delante del Juez para juzgar nuestra vida, pero Dios juzgará también a su pueblo.

1 Pedro dice que "es tiempo de que el juicio empiece por los de la casa de Dios". Dios va a juzgar la maldad de su propio pueblo, así que ¿cuánto más juzgará a los impíos?

Hay un enfoque muy provechoso: v3. Aquí vemos un cuadro espantoso, porque el fuego consumidor va delante. Esto es una advertencia para los que piensan que pueden engañar a Dios. Y también hay tempestad. El anhelo del salmista en el v.3 es que venga el aliento de Dios y no calle. Entonces, si es algo temible el juicio de Dios, ¿por qué lo desea el salmista? ¿Acaso piensa Asaf (el salmista) que todos sufrirán menos él? ¿Acaso Asaf piensa que lo mejor es que todos mueran? No, lo que Asaf desea es mayor santidad. Asaf sabe que Dios es misericordioso con su pueblo y con los suyos, pero aún en la misericordia sabe que en el corazón del pueblo hay pecado que necesita ser manifestado y limpiado. Lo que Asaf desea es mayor santidad para tener una mayor comunión con Dios.

Si de verdad queremos estar limpios, tenemos que empezar limpiándonos desde dentro, y de forma completa (no a medias). En cualquier otro caso no estaremos limpios. Así, si alguien desea santidad deseará ser plenamente limpio, que su vida esté completamente ordenada. Otras formas son incompatibles con lo que desea un hombre santo. La característica de la santidad es que no se establece en la mediocridad, sino que desean ser más santos y desean expulsar todo lo desagradable a Dios de sus vidas (Juan 15 - La voluntad de Dios es que Dios nos pode para que llevemos más fruto).

Debemos anhelar ser Santos como Dios es santo. Así clamamos que venga Dios y no calle, para que sepamos lo que está mal y podamos arreglarlo y  limpiarnos. Necesitamos ponernos en la luz para ver. Uestras faltas.

Hace falta entre nosotros hombres que anhelen vivir en santidad y que lo amen y que animen a otros a vivir de esa manera.


2. Mensaje de Dios.
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Aunque Dios tiene algo contra su pueblo no lo desecha, su propósito es limpiar al pueblo y que su vida sea más íntegra. Por eso escribe el v8. El pueblo presentaba los holocaustos conforme a la ley y de forma continua. En lo externo el pueblo de Dios cumplía con los mandatos de Dios, pero las demandas de Dios tienen que ver especialmente con lo interno, con nuestros pensamientos más íntimos. Es posible estar cumpliendo externamente lo correcto, pero con una actitud y una motivación incorrectas. Y esto hace que las obras que hacemos para Dios le son desagradables. Por eso debemos preguntarnos, ¿por que hacemos las cosas que hacemos? Dios ve nuestras motivaciones y sable si lo que hacemos en lo externo, responde a una actitud o motivación correctos, porque Dios puede reprendernos aunque en lo externo seamos correctos. ¿Cuales son nuestras motivaciones para vivir las vidas que vivimos? Son motivaciones correctas o no.

En la reprensión de Dios se ve que Dios reclama su señorío sobre todas las cosas. Por lo que entendemos en estos versículos, el pueblo pensaba que al cumplir lo que Dios mandaba, estaban sosteniendo la obra de Dios, y no habían comprendido el verdadero significado de los sacrificios, adoración y las obras que hacían.

Es Dios el que sostiene a sus adoradores, sino a la viceversa. No es que Dios necesite de sus adoradores. Cuando adoramos a Dios, adoramos a aquel que nos sustenta. Dios no necesita nada de nosotros. Este es un principio que debemos tener claro. Si Dios necesita o quiere algo, es autosuficiente. Pero si nosotros tenemos algo que ofrecer es porque Dios es misericordioso y nos lo ha dado. El dueño de todo nos permite participar en su adoración y tener una parte.

De hecho, no sólo no sostenemos la causa de Dios, sino que en el día de la angustia, tenemos la invitación de Dios para invocarle y él vendrá, nos librará y nosotros le adoraremos.

Si adoramos a Dios sin saber quién es Dios pecamos enormemente.

3. Cómo Dios reprende al impío.
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Aquí pasa a hablar a los impíos. Dios es presentado como el juez de los suyos, y a los impíos les reprende por proclamar sus estatutos, y en sus labios está el pacto de Dios. Este mensaje es a los impíos que viven como si fueran del pueblo de Dios, pero que en su interior no lo son. Aquí habla de aquellos que aparentemente son del pueblo de Dios, pero en su conducta son contrarios a Dios. Su conducta es opuesta a la de los verdaderos hijos de Dios.

Santiago 1 dice que el hombre natural es aquel que se mira en un espejo, pero luego se va y se olvida. ¡Cuidado con estos!.

¡Que gran peligro! Creer que pertenecemos al pueblo de Dios, pero que no vivamos la vida del pueblo de Dios. La tragedia de esto es que nosotros vivimos engañados, pero a Dios nadie le puede engañar, y lo que el hombre sembrare eso también segará.

Este salmo es un llamado de misericordia para que aquellos que viven pecados sutiles se arrepientan, y para que aquellos que viven una vida de pura apariencia y de religiosidad externa, se arrepientan.

¿Vives instalado en algún pecado? Si es así y Dios no dice nada, será porque lo aprueba y está todo bien ¿no? El pecado de los impíos es hacer a Dios igual que nosotros, y pensar que lo que nosotros toleramos, él lo va a tolerar. Si hacemos esto nos construimos un Dios a semejanza nuestra, a nuestra medida. Pero Dios dice que un día Dios nos reprenderá y pondrá de manifiesto todo lo que hacemos en nuestras vidas. Dios juzgará a su pueblo. Dios no guardará silencio para siempre. Pero Dios es un Dios de misericordia que está llamando a su pueblo al arrepentimiento y desea que vivamos vidas coherentes y que recibamos sus juicios para ponerlo por obra.

Si Dios fuese como nosotros no habría justicia. Pero Dios pondrá de manifiesto todas las obras y hará pagar a los impíos por sus vidas de falsedad.

La verdadera adoración y alabanza del pueblo de Dios es el agradecimiento por la misericordia de Dios y el deseo de andar en sus estatutos. Por eso la verdadera actitud del creyente es "que venga Dios y no calle" y nos ayude a andar el camino de santidad que lleva a la salvación.


4. Conclusión.

--- me falta el último punto, en cuanto pueda editaré la entrada y lo añado ---

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