lunes, 6 de octubre de 2014

La lucha contra los gigantes del pecado.

Sermón de David Rivero predicado en la IBAO el 1 de Junio de 2014.
Título: La lucha contra los gigantes del pecado.
Lectura: 2 Samuel 11:1-27
Enlace al sermón en Audio.

Apuntes:
------------

Cuando pensamos en la vida de David 2 acontecimientos siempre vienen a nuestra mente: la batalla contra Goliat (humildad, fe, gran victoria) y el adulterio con Betsabé (humanidad, gran derrota). Hasta este punto no se conoce derrota de David en batalla, pero lo que las guerras no consiguieron lo hizo la carnalidad y el pecado, que doblegó a este hombre conforme al corazón de Dios.

Debemos tener cuidado con la manera en la que tratamos este pasaje, y debemos estar atentos a estos gigantes que son capaces de vencer a cualquiera, incluso a David. En Rom 8 se nos dice que en todas las cosas (problemas de salud, hambre o similares) somos más que vencedores. Pero el problema es ciando la lucha es contra el gigante que cada uno llevamos en nuestro corazón.

Hoy vamos a considerar este pasaje porque cada uno de nosotros sabe cuál es el gigante que nos impide nuestro crecimiento espiritual. Para ello vamos a ver 3 partes:

• Personalidad del gigante de David.
• Poder del gigante de David.
• Problema del gigante de David.

-------------------------------

• La Personalidad del gigante de David.

Para identificar a este gigante debemos ir un poco atrás: 2 Sam 5:12 y 13. David entiende que el Señor le ha asentado como Rey y comienza a vivir como un Rey (toma más concubinas y mujeres de Jerusalem). ¿Y cuál es el problema con eso? ¿A quién le importa la vida privada del Rey? A Dios sí que le importaba porque en Deut 17:14ss ya había establecido Dios las pautas a seguir cuando se estableciera Rey en Israel. Y en 16 y 17 vemos 3 cláusulas que el Rey ha de seguir: No debe acumular caballos, ni mujeres, ni oro ni plata. Y vemos que David fue fiel en el primer punto y en el último ( 2 Sam 8:4-11 ), pero no del segundo punto, el cual estaba inclumpliendolo claramente.

Así identificamos el gigante que tenía David en su corazón como la lascivia.

Hay varios factores que influyeron en el crecimiento y desarrollo del gigante de la lascivia en el corazón de David. Veamos algunos de ellos:

— El descuido del deber. Vemos que David, que como Rey debía acompañar a sus tropas a la batalla, se quedaba en casa y mandaba a sus ejércitos.
— El ocio. Al caer la tarde, el se estaba levantando de la siesta. Una mente desocupada es un caldo de cultivo para que el pecado crezca en nuestro corazón.
— El éxito. El éxito nos embriaga y nos hace que nos creamos más de lo que somos.
— El orgullo. Lo vemos en 2 Sam 5:12, donde ya David se enorgullecía de saberse confirmado por Dios. David tuvo muchas oportunidades durante su vida para ser consciente de esto, pero ahora estaba meditando de una forma diferente, quizá se le estaba subiendo a la cabeza. No hay lugar para el orgullo, pero cuando viene el éxito nos olvidamos de Dios.
— David se había llegado a creer su propia leyenda. Cuando David venció a Goliat, la gente cantaba que Saúl había vencido a los miles y David a sus diezmiles. En Pro 16:18 nos previene de que antes del quebrantamiento viene el orgullo. Por eso debemos permanecer humildes ante Jehova
— David descuidó la Palabra de Dios. En Deut 17:18-19 se establece que el Rey debía escribir de su puño y letra la escritura, y no solo eso, sino que debía leerla cada Día. Si no tenemos contacto diario con la Palabra de Dios, nos apartamos de él.

Así que vemos que David permitió que este gigante se desarrollara en su vida, e igual que David tenemos que identificar a nuestros gigantes y no debemos ser negligentes ante la responsabilidad de evitar que ese gigante crezca y se haga fuerte hasta que consiga vencernos

... Y vemos que esos gigantes no vienen de fuera: Jam 1:13-14. Es nuestra propia concupiscencia la que genera estos gigantes. Es cuando nuestro deseo desordenado nos puede, cuando tenemos problemas.


• El Poder del gigante de David.

En primer lugar, ese gigante tuvo el poder de entrampar la mente de David. Vemos a David descansando en una parte de su casa en la que podía ver bien la ciudad. Asomándose vio a una mujer "(gr. lit.) extremadamente" hermosa. Y al verla se despertó el gigante de la lascivia en David. A partir de ahí, David sólo ve en su mente a Betsabé, olvidándose de quién era, de qué era con respecto a Dios y de lo que debería hacer. Betsabé llenó su mente vaciándola de Dios. Y esto que le ocurrió a David con la lascivia, nos puede ocurrir con cualquier otro pecado que hayamos dejado crecer y hacerse fuerte en nosotros ( 1 Jn 2:16 ).

El gigante tiene poder para engañarnos de las formas más sutiles. Un pensamiento se convierte en un deseo y demanda ser cumplido. Nuestra mente es el campo de batalla donde estos gigantes luchan y nos vencen. Por eso Dios nos avisa y nos insta a llenar nuestras mentes de las cosas buenas y santas que vienen de Él. En Phil 4:6-7 nos habla de afanes (que pueden ser también los deseos desordenados que queremos ver cumplidos) y contra el afán debemos poner oración, y si lo hacemos así, Dios nos dará paz y "guardará" nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús. Pero ¿cómo se guarda el pensamiento? Lo tenemos en el siguiente versículo ( Phil 4:8-9 ), pensando en las cosas que son dignas de alabanza. Así la lucha contra nuestros gigantes debe ser peleada llenando nuestras mentes de todo lo bueno, y si hacemos esto el Dios de paz estará con nosotros.

2 Cor 10:3-5 nos aclara que aunque somos de carne no militamos según la carne, y esto vence a todo pensamiento (incluido el nuestro)

En segundo lugar el gigante de David tuvo poder para anular la razón, porque cuando David indagó acerca de Betsabé se dio cuenta de que era hija de uno de los "grandes" y que estaba casada con otro de los "grandes" y valerosos guerreros de David, que se mencionan más adelante. Pero esto no le para porque David tenía su razón nublada.

Cuando la mirada se convierte en observación surge la Lascivia y de ahí el pecado (Jam 1:15)

Se supone que David debería tener más juicio y experiencia, lo que le debía haber llevado a tomar decisiones más correctas. Pero en cambio vemos a David cometiendo adulterio, olvidándose David de su relación con Dios. David se comporta en esta ocasión como un ateo. Eso es lo que consigue el pecado ( Pro 5 ).

Por este pecado David estuvo pagando durante el resto de su vida. Esta es la consecuencia del pecado. Cuando empezamos así, veremos que tapamos un pecado con otro y así vamos de mal a peor, que es lo que le pasó a David. 2 Cor 10:3-5

--------------------
Paréntesis:

No podemos minimizar el pecado de David y culpar a Betsabé, pero no podemos eliminar la responsabilidad de cada uno. Betsabé no buscó esta relación, pero tampoco lo evitó. Así hay dos lecciones: 1) Hombre, ten cuidado de como miras a los demás y en particular a las mujeres ( Mat 5:28 ). Las mujeres sólo pueden ser de dos tipos: creyentes y no creyentes, y en cualquiera de los dos casos, debemos respetarlas para no ser tropiezo, 2) Mujeres, ten cuidado de cómo te ven los demás. Hay veces que se visten de forma no apropiada, ya que estríamos poniendo tropiezo tanto si el hombre es creyente como si no ( 1 Tim 2:9 ).
--------------------


• El Problema del gigante de David.

David alimentó a su gigante y éste cada vez quería más, y lo que hizo el gigante fue:

— Hizo caer a David en una espiral de mal a peor. Cuando supo del embarazo de Betsabé quiso taparlo haciendo que pareciera que fuera de su marido. Arregló las cosas, pero Urias no cayó en la trampa. David lejos de razonar, lo emborracha para ver si lo engaña y así tapa su pecado. El engaño se apodera de él para intentar tapar su pecado.

— Hizo caer a David en el camino del engaño. En lugar de confesar el pecado, David intentó esconderlo, taparlo. Pro 28:13 nos muestra que la solución del pecado no es negarlo, sino confesarlo. Pero el pecado nos sigue empujando hacia más pecado. Una vez fallado el plan del engaño, planea matarlo ... y que parezca un accidente.

Esta es la manera en la que actúa el pecado. No nos deja lugar para respirar.

— Hizo descender a David por un lugar devastador. El pecado asoló la vida de David cuando hizo traer a Betsabé a su casa.

El pecado adormece la sensibilidad de una persona y nos hace fracasar. Destruye nuestras vidas. El pecado nunca nos muestra la cara mala del propio pecado. Todo parece bueno, pero las consecuencias son destructivas. Y no sólo pensemos en los grandes pecados, sino que pensemos también en aquellos "pequeños" pecados que toleramos en nuestras vidas.

No dejemos que los gigantes se apoderen de nuestras vidas. A pesar de todo hay esperanza y el Señor nos restaura y nos da perdón y salvación.

¿Estás tú siendo dominado por algún gigante o llenas tu mente del Señor? Si algún gigante ya te ha golpeado este es el momento de arrepentirte y de pedir perdón, y de volvernos a Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario