lunes, 6 de octubre de 2014

El orden y el control durante el culto.

Sermón de David Rivero predicado en la IBAO el 4 de Mayo de 2014.
Título: El orden y el control durante el culto.
Lectura: 1 Cor. 14:26-40
Enlace al sermón en Audio.

Apuntes:
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Hay 2 palabras que no les gustaba a los Corintios: control y orden. Para ellos, estos conceptos apagaban al Espíritu. Ellos querían dejarse llevar por los sentimientos, porque así pensaban que el Espíritu era el que actuaba, aunque se hubiera hecho sin orden ni control. Hoy en día, estos conceptos siguen vigentes y muchas congregaciones los siguen poniendo en práctica. Incluso la preparación previa limita al Espíritu, por lo que si alguien es movido a levantarse y leer la Palabra, o cantar un himno o explicar una porción de la Palabra, esto era bien visto y esa persona era considerada como más espiritual. Si el culto sigue un orden y no se deja lugar a la improvisación se considera limitar al Espíritu.

¿Por qué esto resulta tan atractivo? Quizá porque algunos buscan una vía de escape a sus vidas cotidianas para hacer "lo que se quiera" o "lo que se sienta en cada momento".

La esencia del pensamiento de los Corintios es que cuanto más desorganizada fuera la adoración, mejor, y también, que cuanto más desordenado sea, más espiritual.

• Pablo llama al orden (26-35)
• La verdadera esencia de la adoración es la obediencia a Dios.

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• Pablo llama al orden (26-35)
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Había 3 aspectos que necesitaban orden en la adoración de los corintios:

   1) Abuso del Don de lenguas
   2) Abuso del Don de profecía
   3) Abuso de las mujeres hablando en la iglesia
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      1) Abuso del Don de lenguas

Pablo da 3 reglas básicas, tres directrices acerca de este don:

         A) el número de persona que ejercieran el don de lenguas deberían ser 2 o 3.
         B) debían hablar en turnos
         C) cada vez que alguien hablara en lenguas, esta debía ser interpretada para que todos lo entendieran y fueran edificados.

Pablo aquí establece que aquel que tenía el don de lenguas, debía tener también el don de controlarlo para poder esperar a su turno, para callar si ya habían hablado 2 o 3, o para callar si no era interpretado.

Puede que no nos pongamos de acuerdo en la naturaleza de las lenguas (idiomas extranjeros o lenguas angélicas) o en si sigue vigente el don o no, pero lo que no admite discusión es la claridad y sencillez de lo que dice aquí el apóstol. Cuando un pastor reflexiona acerca de esto y pone de manifiesto esta realidad del orden y el control acerca de ejercer el don de lenguas, la gente suele reaccionar de 2 formas: o se pierde el interés de hablar en lenguas, o se pierde la gente porque se va a otra congregación donde pueda seguir haciendo las cosas tal y cómo "lo sienten".


      2) Abuso del Don de profecía

Para Pablo el don de profecía era superior a cualquier otro, pero esto no exime que pueda ser abusado

Pablo da 3 límites, tres directrices acerca de este don:

         A) no debe haber más de 2 o 3 profetizando.
         B) debe haber turnos, dándose unos a otros la palabra cediéndose el turno. Todos deben escuchar lo que profetizan los otros, para ser alentados y edificados.
         C) los profetas debían someterse unos a otros y juzgarse (evaluarse) unos a otros. Las profecías debían evaluarse.

Una vez más no se podía alegar que alguien tuviera una convulsión a profetizar, sino que el ejercicio de este don, igual que el anterior, debía hacerse con orden y control, de forma que no hubiera confusión en medio de la congregación. Dios es un Dios de paz y esa paz debe regir y dirigir el culto a Dios.


      3) Abuso de las mujeres hablando en la iglesia (33b - 35)

¡Menudo debate se forma con estos versículos! ¿Verdad? El asunto de la posición de la mujer respecto al ministerio queda fuera del interés del apóstol en este pasaje. En esta ocasión el apóstol está tratando el asunto del desorden en los cultos de aquella congregación y del control de los dones espirituales. Entendemos que las mujeres eran una parte importante de la algarabía que se organizaba durante los cultos. Otros sugieren que las mujeres desafiaban a viva voz y de forma abierta a quién estaba hablando en cada momento. Cualquiera que sea el caso, la frase de Pablo es la misma que se aplicaría a cualquiera que interrumpiera y no tuviera orden durante el culto, que básicamente es: durante el culto mantén el silencio.

El culto es un lugar de paz y edificación y no de confusión. Así que el principio establecido por pablo es: durante la adoración no hay confusión.


• La verdadera esencia de la adoración es la obediencia a Dios.
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Lo que el apóstol presenta como alternativa a la idea de que cuanto más desorden y algarabía más espiritualidad es que donde reside la verdadera espiritualidad es en la obediencia a los mandamientos de Dios (v36-40). Si los corintios eran espirituales, debían reconocer que lo que Pablo estaba hablando en ese momento era algo que venía de parte del Señor. Así que no sólo afirma Pablo que está hablando inspirado por el E.S., sino que dice que si los corintios eran espirituales debían reconocerlo así.

Esto ocurre también en nuestras iglesias. Se hacen cosas porque parece que son más espirituales, como cantar antes del culto o levantarse del asiento para hacer la lectura de la Palabra de Dios. Pero ¿cómo debe medirse la espiritualidad de lo que se hace?

Lo que está en la Palabra viene de Dios y es para toda la iglesia, por lo que esto mismo es válido para cualquier otra iglesia, incluso para las de nuestros días. Todos debemos someternos a los mismos criterios.

Nosotros también debemos enfrentar este asunto de forma valiente. Hemos llevado nuestros criterios a la iglesia, pero nosotros hemos sido llamados a someternos. La vida cristiana no se conoce por el éxtasis al que te lleva la espiritualidad, sino por la obediencia a la Palabra de Dios (cf. Isa. 66:2 ). ¿Cómo nos atrevemos a contradecir la Palabra de Dios? ( Jn 8:31, Jn 17:17 ). Uno es más santo cuando se santifica en la Palabra de Dios ( 1 Jn 4:6 ).

Pablo "no quiere que ignoremos acerca de la espiritualidad" (1 Co 12:1 ) por eso dedica la sección más grande de su carta a este asunto. El apóstol no dice que el orden esté por encima de los dones. En ningún caso dice que no deben ejercerse ciertos dones, sino que lo que dice es que los dones no pueden ensombrecer el orden y el control a la hora de ejercer los dones.

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