martes, 21 de octubre de 2014

Despedida de Pablo

Sermón de David Rivero predicado en la IBAO el 19 de Octubre de 2014.
Título: Despedida de Pablo.
Lectura: 1 Corintios 16:13-24
Enlace al sermón en Audio.

Apuntes:
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Los últimos versículos de las cartas de Pablo los solemos leer por encima, pero las palabras finales de Pablo suelen rebosar información muy valiosa de las Iglesias a las que iban dirigidas las cartas, y además vemos el pulso que Pablo tomaba de dichas iglesias.

Esta carta fue posiblemente la más complicada y la más dura del apóstol, y trataba de resolver el problema de la contaminación por parte del mundoo, pero el problema se agravaba por la mala interpretación de los Corintios ante ciertos temas doctrinales.

Esta carta (1 Co) es realmente una segunda carta (lo sabemos por referencias) y dado que aún hizo falta otra más (2 Co) entendemos que no tuvo el efecto que esperaba el apostol en los Corintios.

Pablo concluye esta carta eligiendo bien las palabras, para que no sea un simple formulismo, sino para que sus palabras tengan impacto en los Corintios.

Aquí encontramos un aspecto positivo en la despedida y un aspecto negativo:

• el aspecto positivo trata de inculcar en los lectores un sentimiento tal que les saque de los valles del egocentrismo a las alturas celestiales del amor a los demás.
• el aspecto negativo trata de sacudir a los lectores para llevarlos al arrepentimiento, para que dejaran de andar por el camino de muerte por el que estaban andando.


El aspecto positivo.
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Primero hay algunas instrucciones seguidas de un ejemplo. Las instrucciones tienen que ver con los pecados que les habían separado unos de otros ( v13 y 14 ):

1) Velar. Para que las malas doctrinas y las doctrinas del mundo no entren en la iglesia
2) Firmeza en la fe. Para que no fueran volubles e influenciables por la forma de pensar del mundo.
3) Coraje y fortaleza. Porque es lo que se necesita para permanecer firmes contra las corrientes del mundo.
4) Amor. Porque habían perdido el amor fraternal y se habían vuelto egocentristas.

Luego pasa a dar un ejemplo de algunas personas de gran calibre espiritual, tanto como para ponerlos de ejemplo (v 16-18). No todo es malo, pero hay algunos que lo estaban haciendo bien, y que son dignas de ser imitadas: Estéfanas, su familia, Fortunato y Acaico.

No sólo se mencionan a las personas, sino que hay rasgos a imitar: su dedicación al servicio de los santos, y el hecho de que confortaban el espíritu de los santos. La palabra traducida por "dedicacion" tiene el sentido de "ser adictos a". Su tiempo verbal "aoristo" hace referencia a que ellos en un momento concreto tomaron la decisión de "hacerse adictos" al servicio a los santos. No fue un ataque de espiritualidad, sino que ellos tomaron la decisión y así es como vivían desde entonces. No buscaban ser jefes, sino servir.

Hay más ocasiones en la Biblia donde aparece esta palabra. En Act 15:2 vemos que la iglesia envía delegados a las iglesias, y en la iglesia de Antioquía se "dispuso" de ciertas personas para que cumplieran con ese propósito. Otro pasaje está en Luk 7:8, donde vemos al centurión que pide ayuda a Cristo. Este militar conocía cómo funcionaba la jerarquía y afirma que él mismo estaba "bajo autoridad", y esta es la misma palabra que se usa con Estéfanas y su familia.

Pero, ¿se puede referir uno a la vida cristiana como una adicción? Lo cierto es que nos choca que se nos anime a hacernos adictos al servicio al Señor, y no que lo limitemos a una hora y media el Domingo por la mañana, como estamos acostumbrados. Esta alternativa es la que presenta Pablo, y lo hace al final de la carta, como para que la gente se quede con esta idea.

También se habla de otros, porque también son ejemplo cuando confortaron el espíritu de Pablo y el de otros. Estas personas fueron de consuelo para Pablo. Por esto eran merecedores de ser reconocidos. La pregunta que hemos de hacernos es: ¿quién soy yo en mi congregación? ¿Soy de los que animan y consuelan, o de los que hunden y machacan a los hermanos? Esa es la cuestión.

Por esta razón el apóstol pide que los imitemos y que nos sujetemos a ellos.

A continuación Pablo pasa a mandar saludos de la gente de Asia. Y aquí vemos el afecto que se tenían unos a otros, incluso se animan a saludarse con besos santos. Lo impactante es que este mandato se le da a una iglesia en la que la gente estaba enfrentada y no se saludaban.

Después de esto, en el v.21, el apóstol toma la pluma y escribe las últimas líneas de su propia mano. Pero no se conforma con firmar y poner su nombre, sino que añade algo más que tiene que ver con el aspecto negativo.

El aspecto negativo.
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En el aspecto negativo, Pablo quiere hacerles ver que deben arrepentirse. Esa llamada al arrepentimiento no es algo que pudieran ignorar, era una realidad a la que debían prestar atención, y tiene que ver con 2 palabras clave:
Anatema (maldito). Pablo dice que el que no ame al Señor sea maldito, sea anatema, sea excomulgado. Aunque la palabra y su expresión nos resulte desagradable, vemos que aún en el N.T. se usa con frecuencia Gal 1:8 y 9. Estas palabras son duras, y no tenemos que disculpar al Señor por usarla. En lugar de disculparlas, tenemos que aceptar que son mensaje del Señor. No hay opciones para los que rechazan el evangelio. El problema es que estamos inmersos del mensaje tolerante del mundo que dice que todas las religiones llevan a Dios, pero en Juan 14:6 no se afirma esto. Cristo es el único camino para llegar al Padre. También en Hechos 4:12 se dice esto mismo.

Además, los que no aceptan a Cristo, YA ESTÁN en maldición, como dice Joh 3:18 y Joh 3:36. Debemos confesar que Cristo es el Señor para poder tener vida eterna. Debemos ser adictos al evangelio para no ser anatema. En Col 1:15-18 se aclara esta misma idea. Así que o estamos en Cristo o somos anatema, o somos siervos o estamos bajo condenación.

Y Pablo tiene una segunda expresión de advertencia: Maranatha. Los eruditos no se ponen de acuerdo con su interpretación que puede ser un "El Señor ha venido", un "el Señor vendra" o un "Señor, ¡ven ya!". Pero ¿Por qué escribe Pablo esto? En 1 Tes 4:18 se usa este tipo de expresión como consuelo, pero Pablo lo usa aquí más bien, como una palabra de advertencia. Sería como un "Ojo, que el Selor viene". Hay que tener en cuenta que Cristo viene a pedir cuentas. Viene el día de rendir cuentas, así que tengamos cuidado en estas cosas y no lo tomemos a broma. Consagrémonos más al Señor antes de que venga no sea que hallemos condenación en lugar de salvación.

¿Que efecto tienen estas palabras en mi propia vida? ¿Que hago yo con el evangelio? ¿Es algo para un ratito el domingo por la mañana, o es algo que nos lleva a ser adictos del evangelio?

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